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Ahora, dos siglos después, el mundo se enfrenta a la Cuarta Revolución Industrial, que se acomoda en el escenario de una economía global interconectada, donde resaltan empresas supranacionales, modos de producción automatizados, energías renovables y sociedades de consumo impulsadas por la internet.
Este proceso de cambio tecnológico global fue el lema del Foro Económico Mundial que se desarrolló en Davos, Suiza, durante la semana pasada y los líderes del mundo de más de 100 naciones discutieron las posibilidad de enfrentarse a esa coyuntura, en la cual América Latina tiene posibilidades de sobresalir, una vez solucione retos como la evasión de impuestos de empresas y personas, la desaceleración de la economía y el déficit fiscal, según mencionó Alicia Bárcerna, secretaria general de la Cepal, en un comunicado de prensa.
Parte de la descripción de lo que significa la Cuarta Revolución Industrial lo entregó Klaus Schwab, director general y fundador del FEM, en su libro homónimo, en el cual, según el diario abc, describe que los nuevos modelos empresariales combinados con las nuevas tecnologías llevarán al planeta a desarreglos económicos que tendrán consecuencias sociales, políticas y económicas que ni los gobiernos, ni los entes públicos podrán resolver.
Raúl Ávila, profesor experto en industria de la Universidad Nacional, señaló que lo que esta nueva revolución significa son empresas supranacionales como Uber, que pusieron en jaque a la ley; y también el cambio en la manufactura tradicional enfocada en las tecnologías de la información y en la transformación de las naciones impulsada por las energías renovables.
“Internet y la automatización abren la posibilidad para que la región se suba en esta revolución con la generación de contenidos innovadores y plataformas como las aplicaciones móviles, que transformen la vida cotidiana”, añadió.
Y es que en las tres transformaciones industriales, el aporte de América Latina ha sido casi nulo, a excepción de su aporte en la Segunda Revolución Industrial como jugador petrolero.
Cabe recordar que la Primera Revolución, en 1786, utilizó el hierro como materia prima fundamental y destacaron inventos como la calefacción a gas y la máquina de coser. La Segunda, que surgió cerca de 90 años después, estuvo marcada por el desarrollo de la electricidad y su aplicación a las fábricas y al hogar. Además, apareció el automóvil y con él los diferentes modelos de producción.
La Tercera Revolución empezó en 1920 y despuntó la energía atómica al igual que los medios de comunicación, ahora su transformación y la automatización indican que llegó una nueva era.
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