El Concejo de Bogotá inició el estudio del Proyecto de modificación del Plan de Ordenamiento Territorial POT radicado por el Alcalde Petro, cuyo contenido ha generado polémica y muchas críticas; además -de forma positiva- ha puesto a repensar sobre el modelo de nuestra Capital. El Concejo cuenta con 60 días, según la ley, para estudiar tan denso documento.
Cumplido este plazo, puede suceder alguno de los siguientes eventos: (i) Que el Concejo no adopte decisión alguna, con lo cual el Alcalde lo puede expedir mediante un Decreto, siendo su contenido tal como lo presentó; como ha sucedido con el POT vigente y la revisión del año 2003. (ii) Avalar el Proyecto, incluyendo las modificaciones y ajustes que crea conveniente, adoptándolo mediante Acuerdo Distrital. (iii) Rechazar la propuesta, caso en el cual seguimos con el POT actual.
Los expertos en ciudad, los gremios económicos y ciudadanos, se han pronunciado profusamente sobre inquietudes y discrepancias con la modificación del POT, lo que ha sido registrado por los medios de comunicación, incluyendo las recientes observaciones del Ministro de Vivienda y el desacuerdo del Gobierno Nacional sobre las dificultades derivadas en la economía, el empleo y por sobre todo en la construcción de vivienda en la ciudad.
Francisco Manrique Ruiz, en su blog, resume el Proyecto presentado al Concejo, como un desastre. Soporta su afirmación en mostrar decenas de problemas, comenzando porque no es una revisión, sino un cambio de modelo de desarrollo territorial. Anota incoherencias urbanas de todo orden, en usos del suelo y en nuevas cargas urbanísticas, algunas imposibles de cumplir. Reverzaso de la planeación, justificado en temas populistas como el cambio climático y la inclusión social.
De otra parte, tenemos conocimiento que Concejales juiciosos han consultado a Camacol, la Lonja de Propiedad Raíz de Bogotá, la Sociedad Colombiana de Arquitectos, entre otros, lo mismo que a planificadores urbanos y abogados expertos en el tema, con lo cual sin duda su pronunciamiento va a enriquecer el debate y esperamos igualmente, el resultado.
Pues bien, el Alcalde Petro comenzó su mandato el día uno de 2012, habiéndose gastado el primer semestre en discusiones mediáticas, en propuestas que terminó recogiéndolas y finalmente adoptó su Plan de Desarrollo mediante Acuerdo en junio, que incluyó confusas modificaciones a normas urbanísticas, señalando que habría decretos reglamentarios. Y ahí comenzó el caos.
El segundo semestre del mismo año, ya con inquietudes sobre las normas urbanísticas y las nuevas cargas anunciadas, la construcción de vivienda cayó en la ciudad y se generó toda clase de especulaciones sobre el proyecto de decreto y sobre cómo iban a quedar las normas. Finalmente, la administración anunció que tenía la oportunidad de presentar una modificación de POT, con lo cual se gastó el primer semestre del presente año en borradores.
Finalmente el 5 de mayo pasado lo radicó formalmente al Concejo. El desenlace de este Proyecto, como se anotó anteriormente, es incierto; pero lo que sí es verdad es que el caos normativo ha de continuar porque si se adopta lo presentado, en el mismo se establece que posteriormente habrá reglamentaciones, definiciones y probablemente un régimen de transición con lo cual nuestro POT podría tardar varios años en tener una normatividad en firme.
Y falta lo principal, ¿Cuál es realmente el nuevo modelo que los ciudadanos queremos?, cuando estamos ahogados en un círculo vicioso de inmovilidad, de ingobernabilidad y de inseguridad jurídica.