Asesinatos de Michigan encienden el debate sobre el modelo de negocios de Uber

Mientras millones de usuarios defienden su modelo, los sindicatos de taxistas tradicionales protestan y los gobiernos se cuestionan sus implicancias regulatorias. Pero desafiando los obstáculos, Uber sigue su vertiginosa expansión, con planes para llegar a cien ciudades en China este año, y ampliando su oferta a helicópteros y motocicletas.

A medida que la empresa se vuelve omnipresente, sin embargo, enfrenta una inesperada amenaza en nuevo frente, con varios de sus choferes implicados en delitos que van desde faltas menores hasta homicidios. Estos casos están concentrando la atención directamente en el centro del modelo de Uber, con cuestionamientos a la relación contractual de la empresa con sus conductores y su responsabilidad sobre sus acciones.

Masacre en Michigan

Jason Dalton se había inscrito como chofer para el servicio de Uber a fines de enero y había transportado a cerca de 100 pasajeros. Los usuarios se habían mostrado satisfechos con su desempeño y lo habían calificado con una nota 4,7 de un máximo de cinco en la aplicación del smartphone.

El sábado 20 de febrero, sin embargo, Dalton se embarcó en una frenética ola de homicidios, y sin una razón aparente condujo durante cinco horas disparando a ocho personas al azar y asesinando a seis. Durante ese tiempo, y entre sus distintas paradas, Dalton sorprendentemente siguió transportando pasajeros para Uber.

El caso ha provocado consternación en EEUU, pero no es la primera vez que los conductores de la empresa se ven involucrados en crímenes. En diciembre de 2014, uno de sus choferes fue condenado en India después de abusar de una pasajera. Tras la denuncia, el gobierno ordenó el cierre de la operación, la segunda más importante para Uber, que sólo fue reabierta después de que la empresa prometió implementar un sistema de control más estricto. Pero eso no ha impedido que se repitan casos similares en Londres y en París.

Sistema de control

Es verdad que India tiene un severo problema social de abusos contra las mujeres que va mucho más allá de Uber. El conductor condenado en 2014 ya había sido arrestado por el mismo delito tres años antes cuando trabajaba para una empresa de taxis tradicionales.

Para las cientos de personas que salieron a protestar, sin embargo, el tema de fondo era precisamente por qué la empresa no detectó esos antecedentes cuando el conductor se registró en su servicio.

En el caso de Dalton, no tenía antecedentes previos. Pero los fiscales de California denuncian que el sistema de control de la empresa ha pasado por alto en el pasado a personas con denuncias por robo, asalto, secuestro y homicidio.

Para verificar los antecedentes de sus choferes Uber confía en los servicios de una firma que tiene acceso a registros de tribunales de los últimos siete años, pero no utiliza la base de datos federal de huellas dactilares.

No son empleados

Más allá de su sistema de control, los últimos casos están centrando la atención sobre la naturaleza de la relación contractual entre la compañía y quienes conducen los vehículos, y cuál es su responsabilidad sobre ellos.

Los conductores de Uber no son empleados, sino contratistas independientes que ofrecen sus servicios a través de la plataforma de la compañía. Cualquiera que tenga un celular y una licencia de conducir puede inscribirse. Incluso quienes no tienen un vehículo pueden adquirirlo a través de un préstamo de la propia compañía que se descuenta mensualmente.

Por eso, Uber no paga pensiones ni servicios de salud a los conductores, que deben cubrir sus propios gastos y no están cubiertos por las leyes de salario mínimo y horas extras.

Esta fórmula está bajo una intensa presión regulatoria que amenaza no sólo el modelo de negocio de la firma sino la base misma de la economía colaborativa. En California, un grupo de choferes de Uber presentó un recurso para que la empresa los reconozca como empleados, y en diciembre un tribunal aceptó convertir el caso en una demanda colectiva que potencialmente podría incluir a 160 mil choferes.

Este mes, por primera vez un sindicato presentó en Nueva York una solicitud para representar a 600 choferes de Uber en negociaciones colectivas y cientos de conductores protestaron frente a la sede de la compañía en la misma ciudad contra su decisión de rebajar las tarifas, levantando pancartas con la consigna “Uber es Walmart sobre ruedas”.

“Las leyes laborales respecto de la pregunta de quién es un trabajador y quién es un contratista independiente se está haciendo mucho más confusa”, dijo a Bloomberg Seth Harris, ex secretario laboral.