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¿Se han dado cuenta de algo?: toda persona menor a 22 años de edad, “nació con internet”.
Yo todavía recuerdo un tiempo en el que uno esperaba ansioso a que los papás (o en mi caso, unos tíos) volvieran de San Andrés Islas para que trajeran los elementos o productos de estatus más fuertes que existían: unos chicles y unos tenis “americanos”. En esa época no había internet y la economía colombiana estaba cerrada y eso hacía que tuviéramos que pagar lo que nos cobraran e ir a donde los comerciantes dijeran, para tener lo poco que se lograba conseguir.
Pero es increíble que todavía se encuentren precios que en ocasiones son tres veces lo que cobran en Estados Unidos por un artículo.
La ropa deportiva es un buen ejemplo, aunque no el único. Mientras una pantaloneta para correr, de marcas como Nike o Adidas, puede costar US$30 en Estados Unidos, en el caso de las tiendas colombianas cobran entre US$80 o US$90 por una pantaloneta, que además no es de la última colección.
Esto, para mí es un absurdo. Actualmente, cualquiera puede tener acceso a comprar en línea en Estados Unidos y lograr que por cualquier servicio de currier le entreguen directamente en su casa, virtualmente cualquier artículo.
“Los consumidores cada vez más compran online. Eso no es nuevo. Lo que sí es nuevo es ver a compradores mientras están en las tiendas reales, comparando precios online” afirmó Sergio Osorio Quevedo, TrendWriter de ViewsColombia y co-autor del libro Tendencias Mundiales en Retail 2013 de ViewsColombia.
Ahora más que nunca las tiendas deben comenzar a entregar valores reales a sus compradores o el destino final será que los van a perder. La tecnología ha hecho que la tienda sea un elemento más de proceso de compra pero ha descubierto nuevos espacios como las plataformas online.
Hace poco tuve mi propia “Bogotá despierta”. Luego de haber acostado a mi hijo, me conecté a internet y me “fui” de compras a Estados Unidos. Compré muchas cosas: libros, coches, zapatos, pantalones, comida especializada para deporte y un aparato de cocina. Estuve cerca de dos horas conectado comprando y me ahorré un 30% en los precios que me habían ofrecido en los almacenes colombianos.
Ha sonado la campana de la hora del consumidor. Ahora las opciones no se limitan a la ciudad, localidad, comunidad a o la zona en la que uno viva. Este llamado debe ser para todos los líderes del sector retail en Colombia: deben rediseñar sus estrategias para poder tener mejores resultados y más compradores.