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Esto tiene implicaciones, como no puede ser de otra forma, la mayoría positivas por el momento. Aunque se ha discutido, no parecen existir dudas que parte del dinamismo de los mercados financieros durante los últimos años se ha dado por estos dólares que se han inyectado a la economía internacional. En la medida que la piscina nos permita seguir nadando sin problema, los mercados deberían seguir funcionando.
La pregunta es si los inversionistas que están tan acostumbrados a que los billetes de los bancos centrales lleguen de manera repetida mes tras mes, cambiarán radicalmente sus expectativas una vez la llave se cierre. No existe consenso al respecto. Desde un punto de vista racional y lógico, si la economía ya marcha por buen camino, y los indicadores de empleo, industria, vivienda, son tan sólidos como lo han hecho saber recientemente, no habría mayor espacio para la preocupación.
Quiero decir, en una economía recuperada el precio de las acciones debe ser guiado por el dinamismo económico y las variables fundamentales de las empresas. De esta forma, en un ambiente en el cual el consumo parece estar ganando tracción, la valorización en el precio de la renta variable debe venir dado por las fuerzas que determinan que la población quiere comprar los productos y servicios que venden esas empresas, y volver, de forma más o menos parecida, a lo que teníamos antes de la crisis.
Pero, si la economía aún no es tan próspera como parece (¿quién realmente sabe en dónde está la economía en este momento?), cerrar la llave de dinero producido masivamente por la Fed, no sería muy positivo, replicando en alguna forma lo que ha sucedido con el precio de los activos financieros en las dos oportunidades anteriores que los programas de QE han terminado. Aunque siempre hay elementos propios de la coyuntura: esta vez, el exceso de efectivo que tienen las empresas en EE.UU. y que no saben qué hacer con él.
Es cierto que el desempleo ha bajado y que se está creando nuevos empleos. Pero también es cierto que parte de la caída de la tasa de desempleo se ha dado por personas que han salido de la PEA. Este tipo de disyuntivas, serán las que mantengan la expectativa sobre lo que pase con la piscina: si está lo suficientemente llena para nadar sin problemas, o corremos el riesgo de tropezar en la parte más menos profunda de esta.
El indicador de carga financiera de los consumidores mejoró, bajando a 36,5% en agosto de 2024, desde 37,5% en el año anterior
Durante el evento se desarrollaron paneles y sesiones temáticas centradas en activos destacados del MGC
El indicadorde carga financiera de los consumidores en el país, según TransUnion, se redujo a 36,5% en agosto de 2024, mejorando frente a 37,5% en el mismo periodo de 2023