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Analistas 03/07/2015

Encuestas longitudinales

Jorge Iván González
Profesor de U. Nacional y Externado
La República Más
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Colombia está en mora de consolidar las encuestas longitudinales (o panel), que permiten hacerle un seguimiento a lo largo del tiempo a la población objeto (el hogar, o la empresa, por ejemplo). En el país priman las encuestas transversales, que permiten observar, como en una fotografía, las características de la población, pero que no captan las dinámicas intertemporales. Las encuestas de hogares son el mejor ejemplo de encuestas transversales. Con esta información obtienen indicadores relevantes como la incidencia de la pobreza, las tasas de desempleo y ocupación, etc. Gracias a las encuestas de hogares sabemos que la pobreza se redujo de 30,6% en 2013 a 28,5% en  2014. El problema es que no podemos saber si la persona que era pobre en 2013 siguió siéndolo en 2014. Con este tipo de encuesta no es posible determinar si las familias permanecen en la pobreza, como en una trampa, o si después de un determinado tiempo logran mejorar su ingreso y salir de la pobreza. Es factible pensar, por ejemplo, que una persona en Bogotá sale de la pobreza en un lapso de tiempo menor que en una ciudad pequeña o en la zona rural. Pero estas diferencias no se conocen. Tampoco se sabe cómo reaccionan las familias frente a las crisis, ni qué tipo de mecanismo desarrollan para responder a las coyunturas recesivas.

Para conocer lo que pasa con el hogar a lo largo del tiempo, es indispensable realizar encuestas longitudinales. Desde  2002 se comenzaron a realizar encuestas panel en Chile, México y Perú. En Colombia ya existe una encuesta longitudinal, y con dudas injustificadas se está comenzando con la segunda. La primera es la Encuesta Longitudinal Colombiana de la Universidad de los Andes (Elca), y la segunda es la Encuesta Longitudinal de Protección Social (Elps), que hace parte de un proyecto regional que ha estado coordinando el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La Elca comenzó en 2010 y le hace el seguimiento cada dos años a 10.000 hogares urbanos y rurales del país. La segunda ronda se hizo en el primer semestre de 2013. Los análisis que permite hacer la Elca son la mejor prueba de las bondades intrínsecas de las encuestas panel.

Las actividades de la Elps Colombia comenzaron en 2009. Se le haría un seguimiento, cada dos o tres años, hasta 2021, a 14.500 hogares. En el segundo semestre de 2012 se realizó el operativo de campo de la primera ronda, mientras que el de la segunda ronda que estaba programada para el primer semestre de 2015, todavía no se inicia. Es fundamental que el gobierno nacional, a través del DNP y el Dane, le de importancia a la Elps. Hasta ahora la actitud del gobierno ha sido de desgano y duda, y no se observa una decisión clara a favor de las encuestas longitudinales. El país no debe desaprovechar la oportunidad de vincularse al proyecto Elps coordinado por el BID. 

Sin duda, la encuesta longitudinal es más compleja y costosa. La muestra inicial tiene que ser mayor que la de una encuesta transversal porque a lo largo del proceso se van perdiendo unidades de observación. Mantener la muestra es difícil. En el caso de los hogares, la movilidad y el rechazo son altos. El operativo logístico no es sencillo porque en cada oportunidad es necesario entrevistar a la misma familia. 

No obstante los mayores costos, el gobierno debería darle prioridad a las encuestas longitudinales. Desde el punto de vista de la política pública es fundamental conocer la dinámica de la población objetivo.

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