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El país tiene reservas del combustible para entre 6 y 8 años. expertos creen que no se debe importar, y menos desde Venezuela, porque se compromete la seguridad energética
Como nunca en la reciente historia, la capacidad de reservas de gas natural tomó tanta importancia como este año. El contexto internacional de la guerra en Ucrania, la inminente transición energética a combustibles limpios y algunos anuncios del nuevo gobierno de Gustavo Petro posicionaron el debate sobre cuál es el costo de una posible importación de gas desde Venezuela y de qué tan preparado está el país para hacerle frente a este escenario.
Colombia cuenta con reservas probadas de gas natural de 3.164 giga pies cúbicos. Esto garantiza tener cubierto el panorama para entre seis y ocho años, según el informe de reservas de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) de 2021.
Según la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas, el país podría mantener el autoabastecimiento energético de petróleo y gas por lo menos una década más. Pero, en caso de que se debilitara la política energética la producción de petróleo caería 47% en cinco años y 27% la de gas.
Las reservas, según la ANH, crecieron el año pasado y también se cuenta con recursos descubiertos no desarrollados. También se confirmó que el país tiene dos provincias gasíferas en el Caribe, además del potencial que se ha venido desarrollando en el interior. Hoy, en el territorio nacional hay 262 campos de producción de gas natural y se espera que los recientes descubrimientos del Caribe y el potencial de gas que del interior del país conduzcan a nuevos desarrollos.
“La historia reciente ha demostrado que apostarle al gas nacional vale la pena, pues gracias a las inversiones en exploración y producción que se han realizado en los últimos años, se ha desarrollado alrededor de una cuarta parte de la oferta actual de gas, retardando así la necesidad de importar este energético”, dijo Francisco José Lloreda Mera, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas.
Importación, ¿Cuál es el costo?
Tras el anuncio de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, en agosto pasado, de que el país podría empezar a importar gas de Venezuela, debido a una posible insuficiencia del combustible; las reacciones no se hicieron esperar. Desde diferentes sectores se planteó la necesidad de aclarar el tema ya que el deseo del nuevo Gobierno comprometería la seguridad energética nacional.
Días después, la ministra Vélez le salió al paso a las críticas y aseguró que se iba a acelerar la transición energética en Colombia, pero eso no quería decir que se iba a sacrificar la seguridad energética. “Impulsaremos la descarbonización de la industria para migrar hacia un modelo que no dependa de las industrias extractivas. Por esta razón, anunciamos que impulsaremos y apoyaremos el desarrollo de los contratos vigentes para mantener la autosuficiencia y el abastecimiento a los más de los casi 11 millones de familias colombianas que hoy tienen mejor calidad de vida gracias a los beneficios del gas natural”, dijo Vélez.
Pese a las explicaciones oficiales, es fundamental que la opinión pública sepa, según los expertos, que el mundo y Colombia van a continuar necesitando de los hidrocarburos, especialmente del gas natural. Se requiere de ellos para continuar brindando seguridad al sistema eléctrico, pues ninguna fuente renovable (eólica, solar o hidráulica) cuenta con la confiabilidad de los hidrocarburos. Actualmente el 100% del gas que produce el país se queda en el mercado nacional y todo va para consumo interno y atender la demanda local (generación eléctrica, industrias y hogares, entre otros).
“Importar gas tendría un costo altísimo para el país, incrementaría el costo del gas que consumen más de 10 millones de hogares; asimismo, la importación presionaría aún más el costo de la electricidad pues entre 15% y 30% de esta se produce con gas natural”, agregó Lloreda.
Con este panorama, es imperativo que las decisiones en lo que respecta a la seguridad energética nacional sean bastante claras, razonadas y consensuadas con los distintos sectores. Si bien está claro que se debe migrar a energías más limpias, esa transición deberá ser progresiva, lejos de decisiones coyunturales populistas y, sobre todo, bastante responsable y calculada.
La dependencia europea del gas ruso
Tras la guerra en Ucrania, Europa está en serias dificultades por el suministro de gas y su dependencia energética de Rusia. Ese país provee cerca del 40% de la demanda de gas de la Unión Europea. A esta situación de dependencia se llegó debido a políticas de transición energética que restringieron la producción de carbón y petróleo, así como el fracking, según informa la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas. Países como Alemania dependen de Rusia en un 65,2%, e Italia, en un 43,2%, en lo que se refiere a consumo total de este combustible. Esta situación tiende a empeorar con la llegada del invierno en el Hemisferio Norte.
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