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Cada vez es más habitual que los más grandes titanes de la industria, las finanzas y la política tengan una característica en común: son mujeres.
Un evento realizado anoche en Manhattan comprendió una entrevista conjunta a Hillary Clinton, temprana favorita para las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, y Christine Lagarde, la primera mujer que dirige el Fondo Monetario Internacional. En Washington, Janet Yellen preside la Reserva Federal de los Estados Unidos, mientras que la máxima responsable ejecutiva de General Motors, Mary Barra, la primera mujer al frente de una gran compañía automotriz estadounidense, sobrevivió esta semana a un examen legislativo tradicionalmente reservado a hombres.
A pesar de ello, la máxima responsable financiera de Morgan Stanley, Ruth Porat, lamentó el 2 de abril la “vergüenza” de los datos que indican que las mujeres no ocupan cargos de liderazgo en las compañías estadounidenses.
Los datos contradictorios constituyen para algunas mujeres un recordatorio sobre un elemento fundamental del camino hacia el empoderamiento: los mismos hitos que muestran cuánto han avanzado miden también la distancia que queda por recorrer. “Es importante que observemos la situación y digamos: ‘Sí, hemos avanzado’”, dijo ayer Clinton haciendo referencia a los avances de las mujeres en todo el mundo en las últimas dos décadas. “Pero tenemos un largo camino por delante”.
‘Mujer loca’
Clinton y Lagarde, que tienen 66 y 68 años respectivamente, dijeron que las mujeres aún enfrentan obstáculos en el ámbito laboral, entre otras cosas debido a hombres que no quieren oír hablar del fortalecimiento de las mujeres. “Aún existen elementos del techo de cristal”, dijo Lagarde. “Cada vez que veo esa sonrisita imperceptible digo: ‘Sí, soy la mujer loca que habla sobre las mujeres’”.
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