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Disfrutar de una buena comida y tener compromiso con el medio ambiente, nunca había generado tanto placer como ocurre en los restaurantes de Slow Food, una organización mundial que cuenta con aficionados en más de 150 países en el mundo.
Está práctica que tiene como objetivo principal contrarrestar el auge de la comida rápida, de la vida rápida y la desaparición de las tradiciones locales, es una opción inmejorable para alejarse de la rutina diaria y tomarse un respiro para disfrutar de la comida, en todo su esplendor.
Slow Food, tiene como precepto rescatar y defender las tradiciones locales y regionales, según cuenta Gonzalo Jara, presidente de la organización en Colombia, para esto utilizan varios sistemas como por ejemplo; la creación de nuevas organizaciones como Terra Madre, en donde lo importante es vincular comunidades cuya producción sea “limpia” es decir, que no utilicen químicos para ofrecer mejores alimentos.
La idea Slow Food fue traída por Antonio Montaña, un profesor de filosofía, escritor y gastrónomo, que vio en la organización la mejor manera para preservar toda la riqueza que hay en el país.
Ronald Schneider, sommelier y chef, considera que lo anterior es algo vital, en donde además de servir un excelente producto, lo ideal es que se genere conciencia en el cliente para que se interese, de donde viene el producto, quién lo hace y en esa medida saber que es lo que se lleva a la boca.
En la actualidad muchos restaurantes que se han sumado a este proyecto, pero solo tres se destacan por la manera como trabajan afirmó Jara, estos son: Mini-Mal, Abasto y Diana García Chef en Movimiento.
Eduardo Martínez, chef y dueño de Mini-Mal, explica que la filosofía de trabajo del restaurante es investigar y crear gastronomía a partir de los recursos de la geografía colombiana, la cual debe tener respeto y aprecio por la tradición cultural y la diversidad que posee el país.
En Mini-Mal es normal encontrar entradas con nombres de municipios como “Palmira Rolls” una combinación de plátano maduro envuelto en esterilla de sushi relleno de queso costeño, cilantro, aguacate y chicharrón por un precio de $15.900 o platos fuertes en homenaje a culturas indígenas como “Araw-Carib”, filetes de róbalo apanados en mañoco (harina de yuca brava) bañados en una intensa salsa de guayaba, feijoa y eneldo por $26.900.
Una buena comida no se puede preparar en 10 o 15 minutos, afirma Diana García, dueña del restaurante “Diana García Chef en Movimiento”.
Hay platos que requieren hasta seis horas de preparación, en donde no se puede sacrificar la calidad por hacerlo rápido, ese tal vez es uno de los principios a los que más nos ceñimos. También es valorado el apoyo a los pequeños campesinos que cultivan productos de primera calidad y en las mejores condiciones, “nosotros invertimos entre $2 y $3 millones mensuales a un proveedor que tenemos en Tunja”, asegura García.
La carta del restaurante ofrece platos de comida costeña muy bien elaborados, bajo el precepto de “excelente comida a un precio justo”. Los precios en el restaurante oscilan entre $6.900 por una entrada hasta $46,000 por un plato fuerte especial de la casa.
Actualmente Slow Food cuenta con más de 100.000 miembros y 2.000 comunidades de alimentos en el mundo.
A nivel local cada día se generan más vínculos como por ejemplo alianzas con las Universidades Externado, Nacional, Andes, Verde Oliva, entre otras, para que desde la academia se cree la conciencia de valorar y de aprovechar las riquezas gastronómicas que tiene el país, según cuenta Jara.
Sin duda alguna Slow Food es la mejor opción para salirse de la rutina y alimentarse de ambiente, raíces e identidad.
Productos Slow Food al alcance de sus manos
Abasto, restaurante y bodega de productos de la chef Luz Beatriz Vélez, creado hace más de seis años, es un lugar en donde se pueden encontrar todos los productos necesarios para preparar una comida Slow Food en casa.
En este lugar usted puede encontrar vegetales orgánicos, pollo con la garantía de que fue alimentado con maíz de la mejor calidad y pescados frescos extraídos de manera natural para comérselos a la hora del almuerzo.
Las opiniones
Gonzalo Jara
Presidente Slow Food Colombia
“Cada día se generan más vínculos, por ejemplo alianzas con las universidades, para que desde la academia se cree la conciencia de valorar y aprovechar las riquezas locales”
Ronald Schneider
Sommelier y chef
“Además de servir un excelente producto, lo ideal es que se genere conciencia en el cliente para que se interese de dónde viene el producto y quién lo hace”
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