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Está claro que Bogotá necesita un metro urgente, y que la crisis de Transmilenio tiene que ver con su modelo de negocio.
El servicio de transporte masivo de Bogotá conocido en la región como Transmilenio y que otrora fuera uno de los de los desarrollos nacionales para mostrar y exportar, atraviesa por estos días por una verdadera crisis de éxito, lo que ha forzado que el modelo de negocio necesite una profunda reestructuración, pues luego de una década hay factores estructurales que se deben actualizar para que evitar su rápida `busetización`.
¿En qué consiste la `busetización` de Transmilenio? Hay un elemento poco analizado y subyacente en la trama del otrora novedoso sistema de transporte masivo y es el que tiene que ver con los propietarios de los buses articulados que vienen del sector transportador de Bogotá con el mismo modelo de negocios anárquicos y bastante `leoninos` con el Distrito. La solución que brindó Transmilenio a la Capital fue muy buena y novedosa en un momento de caos, pero estaba cargada de `viejas mañas` de los transportadores que solo ahora, una década después, empiezan a aflorar abiertamente. Aunque desde hace un par de años veíamos como los buses rojos poco a poco se parecían más al caótico sistema de buses, por situaciones de logística, de maltrato a los pasajeros, de la inseguridad, de partes de tránsito, y sobretodo, porque los buses se mantienen absolutamente repletos. Así las cosas, el pasaje empezó a ser muy caro en términos de costo beneficio.
Bogotá les dio mucho a los transportadores al dedicarles vías exclusivas y mantenérselas para que atendieran bien a la gente, pero ellos no han sido igualmente recíprocos con los usuarios, al menos en lo que tienen que ver con la prestación de un buen servicio. Y hay un gran lunar silencioso sobre el cual no se ha advertido mucho, y es que nunca los buses de los dueños de los articulados rojos andando por las mismas rutas de Transmilenio, salieron de vías como la 30 y la Avenida Suba en particular. En pocas palabras hay empresarios del transporte en Bogotá ganando por partida doble y generando el caos que les ha dado muchos dividendos con cuenta de cobro al bienestar de todos los bogotanos.
¿Qué se debe hacer? Bogotá no puede esperar más el verdadero comienzo del metro para la Capital, al tiempo de que se sincere y se reforme Transmilenio, que siempre debió ser una solución alterna. La Séptima debe tener un servicio de transporte masivo interconectado para que una buena parte de los estratos altos puedan moverse en el sistema integrado y la ciudad sienta que salen automóviles de servicio particular de sus calles. Siempre debemos mirar que el Transmilenio es un patrimonio urbano y un gran avance y en consecuencia no debemos dejar que se siga `busetizando`.
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