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Un informe elaborado por Deutsche Bank considera que la empresa estadounidense Pfizer, tras fracasar el año pasado en su intento de compra de AstraZeneca, podría ahora lanzarse por la compañía británica GSK con una oferta de US$146.000 millones. Sería la mayor fusión de la historia en el sector farmacéutico y crearía un grupo con una facturación anual de casi US$100.000 millones.
“Creemos que Pfizer tiene la urgencia de crear valor mediante operaciones que transformen la empresa y permitan sacar provecho a la fortaleza de su balance”, afirma Deutsche Bank en un documento titulado “Presentando a PfizerKline”. Además, en caso de absorber GSK, el grupo fabricante del Viagra entre otros medicamentos “diversificaría su división de vacunas y productos sin receta” y generaría unos ahorros anuales de US$3.700 millones, calculan los analistas del banco alemán.
La potencial operación situaría a Pfizer en la cresta de la ola de fusiones que están acometiendo las empresas farmacéuticas para unificar los esfuerzos de investigación en nuevos productos y afrontar las reducciones de precios de los medicamentos en muchos mercados. En lo que va de 2015, según datos de Thomson Reuters, el valor de las operaciones anunciadas en el sector asciende a US$240.100 millones.
Capacidad financiera
Taron Wade, analista de Standard & Poor’s, indica que “las compañías farmacéuticas tienen actualmente suficiente holgura financiera para realizar adquisiciones, incluso de cierto tamaño, sin que se vean afectados sus ratings. Las farmacéuticas de Norteamérica están siendo más agresivas a la hora de financiar grandes operaciones con deuda en 2015, como demuestra la compra de Pharmacyclics por AbbVie por us$21.000 millones”.
Ian Read, presidente ejecutivo de Pfizer, no ha ocultado su deseo de acometer una gran adquisición, con el fin de utilizar los US$30.000 millones que tiene en tesorería y rebajar su factura fiscal, trasladando el grupo resultante de la posible compra a un país con impuestos más bajos que Estados Unidos.
Otros analistas e inversores no acaban de ver claro que se pueda consumar una oferta pública de adquisición (opa) sobre GSK. “Aunque Pfizer pueda utilizar su tesorería para invertir en GSK y reducir su tasa fiscal [domiciliándose en Reino Unido tras la compra], la resistencia del Gobierno británico a la operación sería mayor que la mostrada con AstraZeneca por la mayor infraestructura (de investigación) de GSK en el país”, indica Andrew Baum, analista de Citigroup.
Además de la oposición del Gobierno, es poco probable que los ejecutivos de GSK vean inicialmente con buenos ojos una aproximación de Pfizer.
Andrew Witty, consejero delegado de la empresa británica, declaró el mes pasado su oposición a las “megafusiones” por las elevadas valoraciones existentes en el mercado, y apostó por adquisiones más selectivas. Por ejemplo, según Citi, GSK podría intentar comprar la participación de Novartis en una sociedad conjunta que vende productos sin receta, o la de Pfizer en ViiV, firma que desarrolla fármacos contra el Sida.
Una de las facilidades que tiene Pfizer para lograr la unión es la débil trayectoria en la bolsa de GSK en el último tiempo.
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