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El perfil que más se repite es el de un hombre, economista con maestría. La brecha de género todavía es visible en estos órganos
Ya casi termina el cuarto mes del año y con él quedan consolidadas las juntas directivas de las grandes empresas del país, pero ¿cómo están configuradas? LR analizó la composición de las compañías listadas en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), que cuentan con la mayor liquidez en cuanto a negociación y teniendo en cuenta su profesión base, el nivel de estudios de sus miembros y su sexo. El resultado es que el ADN es un hombre, economista, que cuenta con maestría, con una preferencia por estudiar en universidades como Los Andes o el Externado.
Según comenta Camilo Téllez, experto en empresas, estos órganos de control son de gran importancia para las compañías, puesto que “con la dinámica actual de los negocios, tienen la responsabilidad de ser garantía para los inversionistas y otros grupos de interés de llevar las organizaciones al futuro en medio de la feroz competencia, las disrupciones y los cambios tecnológicos”.
Uno de los puntos visibles es que, pese a los avances que ha presentado el país, y el mundo, en materia de la reducción de brecha de género, sigue siendo mayor la participación masculina versus la femenina en este tipo de órganos, pues de cada 10 miembros siete son hombres.
Las juntas directivas analizadas tienen en promedio siete miembros y, si bien, la mayoría tiene dos mujeres, hay algunas en las que todos sus ocupantes son hombres. En ninguno de los casos, pasa al contrario.
El año pasado, según cifras del Centro de Estudios en Gobierno Corporativo del Cesa, la cifra de participación de mujeres en estos cargos se ubicó en 21,2%.
El panorama para 2023, con corte al 12 de abril, según reporta la Superintendencia Financiera, es que en las juntas directivas de las entidades privadas 24,5% son mujeres versus 75,4% ocupado por hombres, mientras que en las entidades públicas el balance es de 27,1% versus 72,8%, respectivamente, con lo que el incremento versus el año anterior sería de algunos puntos porcentuales.
Desde Aequales, compañía que asesora a las empresas latinoamericanas en su camino hacia la equidad de género y la diversidad corporativa, las brechas de género no se cierran de forma natural y, por lo tanto, “las organizaciones deben tomar acción para contrarrestarlas, explorando su origen y funcionamiento”.
Por otro lado, si se revisa el nivel de escolaridad de las mujeres presentes en las juntas este año, se encuentra que 91% cuenta con estudios de posgrado. De este total, la mayoría tiene especialización (cerca de 35%), luego maestría con 32% y doctorado, cerca de 8%.
“El proceso de formación de los miembros de junta va cambiando, son personas con experiencia en diferentes sectores, que, incluso, han estado en cargos directivos. La formación académica es muy importante, porque esto va blindando o permitiendo la toma de decisiones más acertadas, desde lo técnico, que beneficien a la compañía”, precisa Óscar Manco López, CEO de Trust Investment.
Sobre las carreras de pregrado que más se repiten en las juntas, lideran los economistas con 25% de participación, seguidos por los ingenieros (de distintas ramas) con 23% y, finalmente, los abogados con 19% del total de miembros. Tres de las carreras únicas encontradas entre los profesionales son un psicólogo, un filósofo y una comunicadora social y periodista.
Manco López explica que, actualmente, además de las metas de las juntas en materia de generación de valor y la búsqueda del beneficio de los diferentes grupos de interés, hay más elementos que se han sumado a la agenda de los directivos, como la sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente, la inclusión, los diferenciales sociales, que también determinan la toma de decisiones y pueden aumentar la percepción positiva o negativa por parte de accionistas e inversionistas. “Tienen que propender por el bien de las organizaciones”, añade.
Esos nuevos ejes se pueden ver complementados, por ejemplo, con los diferentes focos y campos de estudio abordados por los miembros en sus programas de posgrado.
La mayoría cuenta con maestrías (27%), seguida por especializaciones, con más de 22%. Un dato curioso es que los abogados presentes tienen, en su mayoría, este posgrado, luego en el listado siguen los MBA o Maestría en Administración de Empresas, con 13,6% y los doctorados con 7,4%. De este último, la mayoría son mujeres.
Téllez, por su parte, añade que si bien son elementos importantes, la edad, el género, o la cantidad de títulos académicos con los que cuentan los miembros no resultan ser lo más valioso, sino “la combinación correcta de habilidades, experiencia, conocimiento y visión estratégica. No es extraño que en las juntas se encuentren miembros con mucho ‘seniority’, pero a la vez miembros ‘talentosos’ que encaminan las empresas hacia el futuro”.
Tal como comentan los dos analistas, entre quienes componen las Juntas Directivas, que darán margen a algunas de las empresas más representativas del país durante este año, hay perfiles que cuentan con experiencia de más de 30 años en cargos públicos y privados; otros que llevan más de un periodo en la misma junta y otros que están hasta en 17 a la vez, con lo que los puntos de discusión son amplios.
¿Cómo se eligen los miembros de la Junta?
Los parámetros específicos de cómo debe quedar conformada la junta directiva dependerá de cada organización, pues algunas tienen ciertos filtros, como por ejemplo, el nivel de escolaridad, que cuenten con maestría o incluso, doctorado, cierto tiempo de experiencia y otros apuntan a la paridad de género. No obstante, un elemento común en todas, es que primero los posibles integrantes se proponen en las Asambleas de Accionistas, en donde se presentan los perfiles de cada uno y, finalmente, se determina si son elegidos o no en el órgano de control.