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Si bien la procastinación puede tener muchos factores, espacios de trabajo óptimos o una correcta organización del tiempo puede disminuir esta práctica
La procrastinación resulta ser algo recurrente en el día a día de los trabajadores de cualquier sector. Entendiendo procrastinar como posponer labores importantes y en su lugar realizar otras con menos nivel de urgencia, esta resulta ser una práctica que puede llegar a afectar la eficiencia en muchos ámbitos, incluso el laboral.
De acuerdo con Javier Giraldo, ex decano de la facultad de Psicología de la Universidad Santo Tomás, “la procrastinación es un patrón de comportamiento, por ende estamos hablando de características de personalidad”. En este sentido, de acuerdo con el experto, los perfiles de autorregulación de quienes presentan estas conductas no son muy adecuados y de hecho existen personas más propensas a este tipo de comportamientos como los jóvenes, pero es una práctica común que no discrimina edades.
Algunos elementos que ocasionan que una persona llegue a procrastinar, de acuerdo con Giraldo, pueden ser diversos. Uno de estos es el proceso de adaptación o el grado de motivación en este sentido cuando una persona no se adapta a los procesos o no los comprende, es más posible que se de la procrastinación . En términos de motivación puede también influir aspectos como el ambiente laboral, “puede ser que a la persona le de miedo o pereza hacer las labores porque puede que haya un mentor agresivo o con el que no se sienta cómodo”, afirmó.
Otro de estos puede ser el exceso de carga laboral, lo que podría estar generando un malestar psicológico y “eso puede llevar a que se procrastine, se saquen disculpas para no hacer el trabajo”, afirmó Giraldo. Y ligado a esto también se tiene en cuenta si existen factores como la depresión de por medio que pueden llegar a agudizar estas prácticas.
Un elemento que ocurre comúnmente se trata de las conductas que se tengan en términos de planeación. De hecho, Giraldo explicó que “aquí entra la dimensión de variable del tiempo, las personas que tienen mayor predisposición a una recompensa inmediata y más pequeña son más propensas a procrastinar porque no ven más allá de una meta a corto plazo”.
Algunas investigaciones han demostrado también que elementos como la memoria, autocontrol, autoestima también influyen en que una persona llegue a procrastinar. De hecho, Giraldo afirmó que “por lo general las personas que tienden a procrastinar dependen más de factores externos que de factores internos”, pero a veces también se puede ver relacionado con rasgos psicológicos o de personalidad como la baja autoestima. “En psicología se utiliza un término que es el sentido de autoeficacia. Es la creencia que tiene la persona en que va a poder responderle y hacer correctamente el trabajo, si la persona no se cree esto puede llevar a procrastinar", dijo Giraldo.
Desde la psicología, el experto explicó que este tipo de comportamientos pueden derivarse incluso de no saber cómo manejar la angustia, pero a su vez genera más angustia y pueden agudizar otros problemas que afectan la salud mental como el estrés o incluso afectaciones físicas como problemas de sueño, digestivos u otros derivados de estos sentimientos.
Existen prácticas para disminuir este tipo de tendencias, pero en ocasiones esto dependerá de lo que esté detonando la procrastinación por lo que el experto afirma que no es posible dar consejos generales. Sin embargo, algunos elementos que pueden minimizar los aspectos negativos de la procrastinación pueden ser algunos como no sobredimensionar las situaciones y ver puntos positivos en la rutina diaria.
Otra recomendación es centrarse en el por qué de las labores, ya que esto, según Giraldo, “ayuda a crear una meta, un objetivo y se puede ver más allá de la tarea y el largo plazo ayuda a que las pequeñas labores puedan superarse más fácilmente”.
Optimizar el entorno resulta también beneficioso para dejar de procrastinar, pues un área de trabajo que permita concentración total en el trabajo permitirá que la persona se centre en la labor que tiene que desempeñar. “El entorno puede ayudar o obstaculizar a que se lleve a cabo o no una tarea”, concluyó Giraldo.
Otro punto que puede ayudar en este sentido es organizar el tiempo de forma que las prioridades queden organizadas de lo más urgente a lo menos con el fin de poder jerarquizar las labores.
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