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A veces nos creemos más creativos y originales usando ciertas palabras, conceptos y mantras profesionales. Suelen causar rechazo entre los reclutadores.
Reinventarse" o "ecosistema" son dos buenos ejemplos de palabras de moda (buzzwords), conceptos manidos y sobreutilizados que pueden hacernos un flaco favor al usarlos en un proceso de selección o en la vida profesional. Y todo porque llegamos a creer que su empleo nos hace más profesionales, más originales, diferentes y creativos, aunque en realidad echan para atrás a los reclutadores.
En la bio de Twitter o en las definiciones y textos que incluimos en las redes sociales, estos términos y conceptos que creemos que nos hacen atractivos consiguen precisamente lo contrario, y pueden llegar a ponernos en ridículo.
Numerosos expertos y listas internacionales hablan de las palabras de moda que ya deberíamos evitar en nuestros perfiles y contenidos de las redes sociales, en el currículo o incluso en una entrevista de trabajo.
Calificarse uno mismo como "único" es uno de esos términos que se deben evitar. Andrés Fontenla, socio director de Recarte&Fontenla, asegura que "no se trata de decir que uno es único, sino de demostrarlo con hechos para que lo valore nuestro interlocutor. Lo mismo ocurre con 'liderazgo'. Será otro el que decida que realmente usted es un líder".
Los más usados
Redes como LinkedIn suelen publicar los términos que más se utilizan en los perfiles de sus usuarios. En España, la selección de tópicos está formada por apasionado, creativo, motivado, estratégico, especializado, liderazgo, multinacional, responsable, experto o experiencia internacional. El primer consejo, si se pretende ser eficaz, y sobre todo original, es huir de todos ellos.
En la lista de 2018 de los términos más usados en LinkedIn, la propia red profesional incluye líder, experto, motivado, creativo, estratégico, exitoso y uno de los más denostados: apasionado. Lo de calificarse como apasionado de algo, del management, la logística o el márketing no es una buena idea.
Fontenla achaca a la falta de criterio y de asesoramiento el mal uso de estos mantras repetitivos: "Hay gente que se desvía y expone palabras o calificativos propios que son innecesarios".
Por lo que se refiere a la influencia que este mal uso puede tener en el currículo, Fontenla explica que éste "debe estar muy bien hecho, y ha de ser como una herramienta de nuestra trayectoria que muestre claramente en qué nos diferenciamos. Eso debe estar muy bien reflejado, junto con nuestros logros".
Añade que no es partidario del uso de estas palabras y términos manidos, pero cree que hay que dar una segunda oportunidad a quien no está asesorado correctamente, y añade que en el CV debemos vendernos, pero hay que hacerlo como cuando uno aplica una técnica de venta. No vale sobrevenderse. Hay que mostrarse atractivo, pero siendo objetivo. Si el efecto resulta pernicioso, nos resta evidentemente. El uso de esos mantras repetitivos es pasarse de frenada en el afán de querer diferenciarse y ser original".
Para Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, "en su justa medida y en su justo momento este tipo de conceptos puede encajar. Engagement, feedback, poner en valor... usados en contexto pueden estar bien". Sin olvidar el caso grotesco de aquellos que tienden a creerse jóvenes por usar terminología de gente joven.
Peñalver asegura además que "hay palabras o conceptos que se usan porque están de moda y resultan ridículas, porque suenan a simple postureo, como ecosistema, storytelling, se lo pedimos al universo o dame tus coordenadas... Su uso depende del contexto y del canal. No es lo mismo en una conversación informal, una conferencia, un currículo, o un informe para el comité de dirección". Ese lenguaje que pretende ser original y diferente lleva a expresiones como "amante de la vida y la verdad". En coincidencia con la idea de Peñalver hay que plantearse para qué usamos las redes: si es para el trabajo, para las relaciones sociales o para sentirnos conectados con el mundo.
Para el socio director de Isavia, "los conceptos no son tan ridículos como aquel que los utiliza. Algunos lo hacen con gran naturalidad y espontaneidad y les queda bien. El mantra puede no ser ridículo. Más bien es la persona que lo usa en exceso o de una forma no espontánea".
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