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Todos los días nos maravillamos de los avances tecnológicos que se van dando en el campo de las comunicaciones y que hoy nos permiten permanecer en contacto instantáneo con personas que pueden estar a miles de kilómetros de distancia, con la misma fidelidad y eficiencia con la que nos comunicamos con los compañeros de trabajo, que se encuentra a solo unos metros de distancia.
Los mensajes de texto han revolucionado nuestra manera de hacer las cosas facilitándolo todo y ahorrando un tiempo precioso, porque son cortos, concisos y van directo al grano, reemplazando la conversación y la interacción directa entre las personas, que es un proceso mucho más exigente y que nos demanda mayor esfuerzo.
Sin desconocer en ningún momento las ventajas de todas estas novedosas tecnologías, es indudable que ellas están generando un importante cambio en la forma como los seres humanos nos relacionamos, tanto en la empresa como en familia, y al compartir tiempo con nuestros amigos y compañeros. Sin importar el escenario en el que uno se encuentre, el que llama a un teléfono celular, el que envía un mensaje de texto o publica algo en sus redes sociales, capta con mayor facilidad nuestra atención que la persona que tenemos enfrente, que indefectiblemente pasa a un segundo plano.
Existe simultáneamente una tendencia creciente al aislamiento, que apreciamos en muchas personas que permanecen conectadas a sus equipos de música, mediante sofisticados audífonos, mientas trabajan o se desplazan dentro y fuera de la compañía; el mensaje que transmiten con el uso de estos elementos, no puede ser más claro: “no quiero interactuar con nadie”.
Según la psicóloga clínica y profesora del MIT, Sherry Turkle, “la tecnología nos está dando la ilusión de compañía sin las exigencias de una verdadera amistad, y esa es una tentadora oferta que no podemos rechazar”. Surge entonces la inquietud de si la empresa debe permanecer impasible frente a estos fenómenos de desocialización o si debería hacer algo para fomentar el contacto personal y directo entre los colaboradores, teniendo en cuenta la importancia que la interacción permanente, entre quienes conforman una compañía y cada una de sus áreas, tiene para la buena marcha de la misma, el surgimiento de ideas innovadoras y la solución a los problemas que enfrentamos a diario.
Desde el punto de vista de eficiencia, el hecho de estar conectados 24 horas puede ser muy importante para la empresa, porque los empleados y directivos continúan realizando actividades laborales mucho después de dejar la oficina y todo el tiempo están en contacto; de hecho, son pocos los que al llegar a casa, toman la decisión de apagar sus teléfonos y desconectarse, para concentrarse en otras actividades, sin ser interrumpidos.
Luchar contra tendencias tan fuertes como la que aquí se describe, no es tarea fácil, por lo que en salas de juntas, teatros y hasta en iglesias, empiezan a utilizarse bloqueadores de señal, que anulan la recepción de llamadas y mensajes, para que los participantes puedan concentrarse en una labor única, sin interrumpir ni ser interrumpidos por comunicaciones externas; pero lo que a futuro más preocupa, es cómo nos vamos a relacionar los seres humanos en un mundo cada vez más impersonal, cómo afectará esto a la sociedad y qué consecuencias tendrá para las empresas.
Sin esperar a que el fenómeno se acreciente, es conveniente que las compañías propicien actividades y espacios que ayuden a construir y estrechar relaciones interpersonales y que fomenten la conversación, incluso aprovechando las herramientas tecnológicas disponibles, para promover la comunicación interna mediante discusiones a través de videoconferencias y hasta chats en línea, si no es posible reunirlos físicamente.
No deje perder las interacción entre los empleados
Las actividades de grupo y deportivas, así como las celebraciones, son muy importantes para mantener la interacción que se está perdiendo; reuniones en las que se comparte un café y se discuten informalmente temas de diversa índole, serán cada vez más importante para mantener la capacidad de relacionarse y de conversar, que son fundamentales para conseguir la cohesión y el sentido de pertenencia, que tanto buscamos desarrollar entre los colaboradores de nuestras empresas.
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