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Los viajes en avión son contaminantes y las empresas están poniendo un freno a los viajes corporativos para mitigar su huella
Un ejecutivo argentino que viaja desde Buenos Aires hasta San Pablo para asistir a una reunión con clientes emite 2,10 toneladas de CO2 a la atmósfera solo con su vuelo. Un viaje en avión desde Ezeiza hasta Miami en business tiene una huella 5,78 toneladas de CO2. Si, en cambio, viaja a Madrid, al llegar a Barajas su huella de carbono habrá sido de 8,22 toneladas.
La industria de los viajes en el mundo es de las más contaminantes y, según un artículo publicado por la revista Nature, es responsable de 8% del total del CO2 global lanzado cada año a la atmósfera. Con este dato en mente, las grandes empresas están poniendo un freno a los viajes corporativos y adoptando las formas de trabajo remotas que dejó establecidas la pandemia.
"Sin duda está sucediendo y uno de los drivers principales es la sustentabilidad. La sostenibilidad ambiental y la preocupación por la crisis climática están en la agenda prioritaria de las empresas y esto se refleja en este tipo de acciones como reducir emisiones a través de evitar vuelos innecesarios", plantea Sebastián Fragni, presidente de GMF Latinoamericana, Empresa B, y cofundador de The Carbón Sink, firma especializada en colaborar con las empresas en la misión de reducir sus emisiones.
Efectivamente, las empresas más relevantes tienen hoy entre sus objetivos la reducción de su huella de carbono. Muchas, incluso, ya ponen fechas límite para alcanzar la carbono-neutralidad. Y dentro de esas iniciativas tiene sentido, entonces, reducir el número de viajes corporativos a su mínima expresión.
El laboratorio Roche es uno de esos casos. Actualmente los viajes aéreos representan 25% de sus emisiones de CO2, y su meta es reducirlas en un 80 % en comparación con los valores prepandemia. "La empresa está fuertemente comprometida a reducir su impacto ambiental a la mitad en todas sus operaciones para 2030. Los viajes aéreos son un gran contribuyente de emisiones de gases de efecto invernadero, impactando en la huella ecológica de nuestras operaciones, es por ello, que la organización se comprometió en reducir significativamente los viajes", menciona Rodrigo Tenuta, Safety, Health and Environment Officer de Roche Argentina.
"No se puede seguir haciendo negocios de la manera de que se venían haciendo", agrega Fragni y explica que para alcanzar estas metas lo primero que deben hacer las compañías es medir la huella de carbono a través de consultoras o a través de herramientas que hoy están disponibles y son gratuitas online, como la que ellos ofrecen en su web. Con esos datos, luego se puede avanzar para accionar de diferentes formas como compensar la huella a través de certificados de carbono generados en proyectos forestales en Argentina.
Muchas de estas compañías tienen equipos específicamente dedicados a esta misión, como en el caso de PwC Argentina. "Contamos con un equipo interdisciplinario que gestiona los impactos ambientales de nuestra operación y calcula la huella de carbono corporativa. Por otra parte, la iniciativa es liderada localmente por un socio que reporta de forma local y global, los avances en la materia. De esta forma, podemos ir tomando medidas que nos ayuden a llegar a nuestra meta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% en términos absolutos para 2030", menciona Mariano Tomatis, socio de la firma a cargo del área de Desarrollo Sostenible.
En septiembre de 2020, PwC anunció su compromiso global para alcanzar las cero emisiones netas de GEI hacia el año 2030 y para lograrlo tomaron diversas medidas, entre ellas actualizaron la política de viajes de negocios, priorizando las reuniones y capacitación bajo modalidad virtual, además de la determinación de nuevas pautas de aprobación para un mayor control, debido a que los viajes de negocios es una de las fuentes de emisiones más significativas. Por otra parte, PwC asumió el compromiso de compensar sus emisiones a través de la compra de bonos de carbono, para el año fiscal en curso.
En esa línea, Boston Consulting Group (BCG) está trabajando en reducir los viajes de negocios en al menos un 30% para 2025. Este cambio ya comenzó reemplazando algunas reuniones presenciales por reuniones virtuales y transicionando a modos de viaje menos intensivos en carbono. "Para lograr nuestro objetivo de menores emisiones de viajes de negocios, estamos explorando una gama de variables para la reducción de emisiones adicionales, incluido el uso de combustibles de aviación sostenibles (SAF), que puede conducir a una reducción de más de 80% en las emisiones de CO2 del ciclo de vida en comparación con el combustible standard para aviones", dice Ángel Martínez, Managing Director, Partner y líder de Clima y Sustentabilidad para Sudamérica hispanoparlante de la compañía.
Su compromiso es alcanzar un impacto climático neto cero para 2030 y estiman que para ese año serán positivos, eliminando más carbono del que emiten. "Esta ambición de cero emisiones netas se basa en la medición, seguimiento e informes transparentes. Los datos de alta calidad son la columna vertebral de cualquier programa climático eficaz. Medimos, analizamos, verificamos de forma independiente e informamos nuestro progreso hacia el objetivo net zero dentro de nuestro Informe Anual de Sostenibilidad en el que también incluimos el impacto climático de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), así como el de las fuentes que no son GEI (impacto de los viajes aéreos)", aclara Martínez y asegura que la acción climática es uno de sus desafíos más urgentes.
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