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De acuerdo con Great Place to Work, las mejores estrategias para las organizaciones en la pandemia estuvieron ligadas al liderazgo
¿Es el presupuesto económico una limitante para desarrollar una buena cultura organizacional? Durante la pandemia, las empresas adoptaron muchas prácticas para promover un buen ambiente de trabajo, aún a la distancia. Una buena parte de las mejores estrategias no representaron una inversión adicional.
“Son pequeños detalles, pero que los empleados de verdad valoran”, expone en entrevista Alma Rosa García Puig, CEO de Great Place to Work México (Gptw). En un contexto donde uno de los mayores retos fue mantener una buena cultura organizacional en el trabajo remoto, muchas empresas adoptaron estrategias vinculadas a la comunicación, el liderazgo y la cercanía con los colaboradores.
Lo primero que hicieron las organizaciones con los mejores niveles de confianza durante la pandemia fue entender que cada colaborador enfrenta una realidad distinta en casa, por ejemplo, compartir el hogar con muchos familiares o presentar mayores niveles de estrés.
Great Place to Work detectó estas buenas prácticas para la gestión de talento durante la pandemia:
“Hay muchísimas dinámicas que las empresas han adoptado en el entorno digital, pero que han ayudado a sus colaboradores a darse un respiro, a ver las cosas de diferentes maneras. Son prácticas que, después de un año, les están dando buenos resultados. Creo que en general son empresas que han tratado de romper el molde del trabajo rutinario de todos los días y de hacer algo diferente para que los empleados se sientan más apapachados y cercanos”, afirma Alma Rosa García.
Poca inversión, grandes beneficios
La ejecutiva destaca que las mejores prácticas adoptadas por las empresas no representan una gran inversión, la mayoría no tienen costos y agregan mucho valor a la organización porque los colaboradores lo agradecen, algo que impacta en la cultura organizacional.
“La cultura organizacional ha jugado un papel preponderante. La cultura es la columna vertebral de una organización. Es la que permite que una empresa sortee de mejor manera una crisis. Durante la pandemia, las empresas que tenían un índice de confianza mucho más alto, al momento que empezaron hacer todos los cambios, tuvieron un brinco mucho mayor en su índice de confianza”.
La alta rotación, baja comunicación entre los equipos de trabajo, poca rentabilidad del negocio, falta de objetivos claros y la inequidad de género son algunas señales de una cultura organizacional débil.
La especialista insiste en que las buenas prácticas generan empleados más comprometidos, y ello se refleja en buena rentabilidad del negocio.
Entre otras dinámicas, la firma también identificó que una buena cantidad de empresas se adelantó a la reforma de teletrabajo. Es decir, no esperaron a que la legislación impusiera obligaciones y, desde que el confinamiento masivo fue decretado, se encargaron de que sus colaboradores contaran con el equipo adecuado para trabajar desde casa.
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