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El avance de la tecnología, el fortalecimiento de las estrategias de relacionamiento con sus grupos de interés y la necesidad de superar los desafíos que generan contextos económicos y de mercado cada día más retadores, son los cuatro factores que están trasformando el liderazgo de las organizaciones.
Los principales cambios se inclinan, en primer lugar, hacía un líder menos autoritario y más participativo que descentraliza las decisiones, sin perder de vista sus responsabilidades. En otras palabras, permite a los colaboradores empoderarse de su rol en la empresa y promueve en ellos un mayor aprendizaje, creatividad, innovación y trabajo en equipo.
En segundo lugar, vale destacar el liderazgo que se apoya en la tecnología, concretamente en habilidades digitales como la Inteligencia Artificial, la Big Data y el análisis de datos, entre otras soluciones emergentes que optimizan y agilizan las tareas operativas de su equipo de trabajo y la toma de decisiones.
Tercero, sobresale el estilo de liderazgo basado más en herramientas blandas alternativas, es decir, aquel que pone en práctica el mentoring, para guiar al empleado; el coaching, como estrategia de entrenamiento; y del mindfulness, que le permite al colaborador tener una conciencia plena y de aceptación del presente y no enjuiciadora de sus pensamientos, sensaciones y/o emociones.
Cuarto, pero no menos importante, es el liderazgo basado en la inclusión de la diversidad. Este concepto ha transformado las características de un verdadero líder, que ya no sigue estereotipos determinados y que no discrimina raza, etnia, género, cultura, orientación sexual, ideología, etc.
En cuanto a las tendencias de los modelos de liderazgo que hoy marcan un hito en los entornos corporativos, vale mencionar las cuatro más disruptivos:
Uno, el Laissez – Faire, que busca brindar al empleado mayor empoderamiento y libertad en sus funciones, sin tener que ejercer mayor supervisión.
Dos, el liderazgo centrado en objetivos, que no se enfoca en el cumplimiento de un horario de trabajo, sino en alcanzar el KPI por parte del colaborador, sin importar donde se encuentre.
Tres, el democrático, que tiene en cuenta a los empleados como personas que tienen voz y voto en las decisiones, promoviendo su compromiso y fomentando el espíritu de trabajo en equipo.
Y cuatro, el adaptativo, que consiste en tener la fortaleza, la flexibilidad y las habilidades para poder enfrentar los constantes y complejos desafíos del cambio turbulento que deben sobrepasar las organizaciones.
Abecé del perfil del líder corporativo moderno
Debe contar con habilidades sociales que le permitan desenvolverse en cualquier tipo de ambiente y de contexto, característica que además le ayudará a adaptarse más rápidamente y de mejor manera al cambio y a ser más flexible, aceptar la diversidad de pensamiento y estar siempre abierto al aprendizaje.
A la par, debe ser un ejecutivo visionario. Para ello, es clave que enfoque en el cumplimiento de objetivos identificando oportunidades en las que se puedan emplear la innovación y la creatividad.
Y finalmente, debe contar con habilidades de comunicación y de inteligencia emocional. Las primeras, le permiten transmitir los mensajes y las instrucciones con claridad para evitar reprocesos, igualmente lo ayudan a retroalimentar mejor al equipo y facilitan resolver conflictos. Del mismo modo, favorecen la escucha y la empatía con los empleados.
Las segundas (inteligencia emocional), ayudan a manejar las emociones de los empleados para que no se dejen llevar por el mal genio, la tristeza y/o la ansiedad.
En conclusión, un buen líder empresarial siempre debe motivar a través del ejemplo; debe tener vocación de servicio, sobre todo en la búsqueda del bienestar de su equipo; y debe ser distributivo, lo cual permitirá empoderar a los colaboradores para que cumplan y alcancen los objetivos organizacionales.
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