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Rohit Deshpandé, profesor de Harvard, asegura que se debe hallar un equilibrio para hacer uso de la tecnología sin dejar de lado los elementos humanos
La llamada cuarta revolución industrial, una avalancha de innovaciones y nuevas tecnologías, es un asunto al cual la sociedad y los empresarios no son ajenos hoy. Rohit Deshpandé, profesor de Harvard Business School, conversó con LR sobre el panorama que enfrentan los líderes en la industria 4.0, y sobre los cuestionamientos sobre cómo se deben desarrollar las industrias en este contexto.
¿Cuáles habilidades considera que todos los líderes deberían tener actualmente?
Creo que los líderes en un contexto 4.0 deben ser ambidiestros, lo que quiere decir que deben tener dos habilidades diferentes coexistiendo. Una de ellas debe ser la habilidad de entender las nuevas tecnologías, y lo segundo, es tener un entendimiento ético. Vemos que las tecnologías se están desarrollando tan rápidamente, que la humanidad se está perdiendo, y por eso creo que para ser efectivo, en la industria 4.0 debemos tener líderes ambidiestros, que puedan avanzar de la mano con la tecnología pero sin perder su humanidad.
¿Cómo pueden las empresas interactuar en este ambiente sin que la tecnología tome ventaja?
Es cuestión de no estar tan enamorados de la tecnología que se olvide el propósito. Pienso que hay dos tipos de innovación: una dirigida por medio de la tecnología, y una dirigida por el cliente. Aquella guiada por la tecnología es la que pide mejoras, nuevos softwares y sistemas; aquella guiada por los clientes es esa donde existe un deseo expreso por hacer de su vida mejor. Las estadísticas dicen que 70% de los nuevos productos fracasan, 70% de las innovaciones, porque los productores están tan enfocados en la innovación que olvidan para quien es.
¿Cuáles factores son cruciales para que una compañía no fracase en una etapa temprana?
Hay investigaciones interesantes en EE.UU. relacionadas con fondos de capital venture, enfocadas en qué tan exitoso es el fondo de inversión, y lo que buscan cuando toman una decisión de invertir en una start up. Lo interesante, y lo curioso, del resultado, es que no invierten en la tecnología, sino en la gente. El sentimiento entonces es que no se busca tecnología, sino emprendedores, quién es esa persona, cuáles son sus valores, sus motivaciones y ambiciones.
Creo que para desarrollar este sentido de quiénes son las personas y cómo podemos ayudarlas, no debemos enfocarnos tanto en la tecnología, la clave está en identificar a las personas.
El Foro Económico Mundial abrió uno de sus centros para la cuarta revolución en Colombia, ¿cómo cree que este espacio puede construir un mejor entorno para los negocios en el país?
Creo que centros como estos están explorando problemas y cuestionamientos actuales tanto de la agenda del Foro Económico Mundial como de otras entidades, y espero que para Colombia permitan traer de nuevos valores a la tecnología.
¿Cuál debe ser el rol de las universidades y el gobierno en este entorno?
No es un tema de un solo jugador, es una alianza publico privada entre varios jugares. Los agentes individuales tienen sus propias motivaciones, el gobierno está interesado en la sociedad civil, en asuntos públicos; las universidades en educar. Creo que cuando esas agendas se juntan es que producimos algo realmente poderoso. A veces trabajan sobre las mismas cosas, y de hecho, si se combinaran fuerzas sería posible avanzar más.
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