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De los colombianos, 53% quiere crear empresa.
El emprendimiento ha existido siempre y ha sido invariablemente un motor fundamental en el desarrollo de la humanidad. No es nada nuevo. Pero ahora se ha popularizado su debate en los medios, en la educación y en la política pública, en el mundo entero y en Colombia.
Es innegable que en los últimos años en Colombia se habla mucho de emprendimiento. La institucionalidad de desarrollo empresarial (pública y privada) los expertos, coachs y teóricos predican a diario, en cientos de foros o conversatorios que se realizan por todo el país, sobre conceptos como: startups, crowdfunding, fondos de capital, incubadoras, capital semilla, rondas de financiación, entre otros temas. Conceptos que cada vez se acogen y usan con mayor familiaridad.
El emprendimiento está de moda, pero es más que una moda pasajera. Es y ha sido fuente de riqueza, innovación y progreso. Ahí radica la importancia de abordar este tema con rigurosidad.
Historias recientes como la de Kylie Jenner de 20 años, que en tan solo tres años logró convertirse en la billonaria más joven en la historia de Estados Unidos con un emporio cosmético basado en Instagram valorado en US$900 millones, distorsionan un poco el concepto. Refuerzan el mito de que emprender es para desarrollar una innovación (como un algoritmo, etc), y conseguir inversionistas ángeles o salir a la bolsa en Nueva York para ser millonarios a los 25 años.
Emprender no es necesariamente eso, aunque lo es. Emprender es construir empresa, desde el que abre un restaurante, hasta un comercio electrónico. A los 20 años, o a los 40 o a los 50. Aplica para toda aquella persona que decide poner en marcha una empresa.
¿La popularidad del concepto de emprendimiento ha creado un nuevo paradigma en Colombia? ¿Es el emprendimiento el nuevo referente de desarrollo?
El estudio del Global Entrepreneurship Monitor 2017 (GEM) de Colombia, señala que 53% de la población colombiana expresó su intención de crear empresa en los próximos tres años. Una cifra altísima. No obstante, los colombianos no concretan su intención de crear empresa, solo 16% de la totalidad de personas que quiere hacerlo, lo hace en realidad.
Emprender requiere arrojo, esfuerzo, disciplina, formación y, sobre todo, un ecosistema emprendedor pertinente que minimice el riesgo y catalice la intención de crear empresa en una acción empresarial efectiva. Es decir, el deseo de emprender no es suficiente, se requiere el entorno adecuado.
El reto institucional es enorme. En esta época donde el emprendimiento está en boca de todos, veo con preocupación que con mucha soltura muchos hablan de ser expertos en emprendimiento. No es un tema menor, sobre todo en consideración a que según estudios recientes, uno de cada dos MiPyme muere en el primer año de vida y cuatro de cada cinco lo hacen antes del tercer año.
Luego, la vulnerabilidad de un emprendimiento es muy alta. No todo el que habla de emprendimiento es realmente un mentor de calidad para los emprendedores. Se requiere entonces de una institucionalidad, con conocimiento, método y experiencia real que agregue valor tangible al emprendimiento.
El peor de los escenarios es que la ola actual del emprendimiento no se concrete en lo que puede ser: un motor de desarrollo para el país; y se nos convierta en una burbuja de pocos startups y mucha desilusión.
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