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No hay nada más gratificante para cualquier empleado que recibir un ascenso, adquirir nuevas responsabilidades y disfrutar de un incremento en su remuneración.
De hecho, el éxito laboral se mide en el número de escaños que se van alcanzando dentro de una organización, pero es probable que por la estructura misma de la empresa, por sus condiciones de propiedad, por existir poco espacio para moverse internamente o por estar el empleado inmerso en su zona de confort, llegue un momento en que el camino se cierre y no exista la posibilidad de continuar ascendiendo.
Permanecer en el mismo cargo, por un tiempo indefinido, puede ser visto como sinónimo de estancamiento y puede representar una preocupación para la empresa, especialmente si el empleado se centra en realizar actividades puramente rutinarias, deja de enriquecer su función y pierde la motivación y el entusiasmo. En este caso, un cambio se hace indispensable para oxigenar al individuo e incluso para que la organización pueda mantener su dinamismo.
En estos casos, invitar al empleado a participar en un programa de “coaching”, puede ser fundamental para que tome conciencia de su situación, asuma nuevos retos personales e incluso tome decisiones trascendentales, como la de dejar la empresa, bien sea para emprender un negocio propio o para buscar un nuevo empleo en otra organización.
Pero es necesario tener en cuenta que no todos pueden ocupar el cargo de gerente general y que las profesiones llevan a los individuos por caminos diferentes, a alcanzar lo que para cada cual puede ser su meta laboral. Algunas personas, que permanecen por largos años en un determinado cargo, no necesariamente se han estancado ni han perdido el entusiasmo; todo lo contrario, se mantienen ahí precisamente porque están haciendo lo que les gusta y les apasiona hacer y son personas que a toda hora irradian y contagian entusiasmo.
Si el empleado está en la posición que siempre quiso estar y se desempeña en ella de manera sobresaliente, bien vale la pena considerar la posibilidad de mantenerlo en el mismo cargo,aunque indagando cuáles son aspiraciones, evaluando si tiene o no el potencial para ocupar otros cargos y si está o no interesado en cambiar de función o de área.
Algunas profesiones no ofrecen muchas posibilidades de ascenso; la aspiración de un piloto siempre será volar y los cargos a los que puede aspirar en una aerolínea, son fundamentalmente el de copiloto y capitán en distintas aeronaves, pero a lo largo de sus carreras, los pilotos no dejan de entrenarse en el manejo de nuevas tecnologías y en la operación de más sofisticados aviones. De igual manera, la mayoría de los médicos prefiere mantenerse en la práctica de su profesión, antes que asumir cargos administrativos, que los alejen de su vocación de servicio a los pacientes; pero al igual que los pilotos, nunca dejan de actualizarse.
Los investigadores sienten verdadera pasión por su trabajo en el laboratorio y gozan con cada hallazgo y descubrimiento que consiguen; muchos profesionales y técnicos, prefieren continuar realizando su trabajo de campo, lejos de los problemas que deben enfrentar quienes tienen cargos de dirección y personas a cargo.
La constante, en cada uno de los casos descritos, es la pasión por el trabajo y el permanente deseo de aprender, innovar y mantenerse actualizado; estas personas siempre encuentran algo para mejorar, leen a diario, hablan con su colegas y asisten a congresos y seminarios para enterarse de los últimos avances; nunca sienten que ya lo han aprendido todo y mantienen su entusiasmo.
Conozca las aspiraciones de sus empleados
Cada trabajador, dependiendo de su personalidad, profesión, fortalezas y debilidades tendrá aspiraciones diferentes dentro de la organización; conocerlas es muy importante para determinar su concordancia con los planes de la compañía y poder así trabajar mancomunadamente en el desarrollo de cada colaborador.
En un entorno organizacional, hay momentos clave en los que un trabajador estrella debe salir del equipo, como el caso de Checho Pérez