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En el top cinco de habilidades “duras” más demandadas están desarrollo de software, análisis de datos, Python, SQL y Java
Un analista de mercado, un administrador de sustentabilidad, economista senior, todos estos puestos de empleo publicados en la última semana en LinkedIn tienen algo en común: el uso de Python. Este lenguaje de programación de uso general se ha convertido en uno de los más demandados para automatizar el procesamiento y análisis de datos. SQL y Java son otros lenguajes de programación altamente demandados.
Una búsqueda de LinkedIn arroja 104.400 puestos de trabajo publicados en EE.UU. en la última semana que requieren saber programar en Python o SQL u otros lenguajes. En Reino Unido son 15.599, y en Chile son 152.
Esto confirma lo que la plataforma laboral LinkedIn ya había anticipado a inicios de año. En el top cinco de habilidades “duras” más demandadas están desarrollo de software, análisis de datos, Python, SQL y Java.
Según el foro laboral Glassdoor, el salario base de un analista de datos en EE.UU. a diciembre 2022 es de US$67.000, pero el monto supera los US$100.000 para los científicos de datos, dedicados a extraer, limpiar, procesar y -muy importante- realizar proyecciones y predicciones a partir de la información obtenida.
No hay industria que se esté quedando fuera del uso de datos para mejorar sus procesos, diseño de productos y servicios o relaciones con sus clientes. Todo en procesos más automatizados.
Ya en 2020, un reporte del Foro Económico Mundial mostró que ocho de cada diez empresas planean adoptar tecnologías para manejo de datos a gran escala hacia 2025. Es la segunda tecnología prioritaria para las empresas, detrás de internet en la nube.
Si se actualizara hoy, sin embargo, el ranking podría ser diferente. Al momento de su publicación, inteligencia artificial aparecía quinta en la lista de tecnologías prioritarias a adoptar en el mediano plazo. Eso era antes de la masificación de los robots inteligentes.
Firmas como Datasumi o Mishcon de Reya, ambas en Londres, buscan contratar “prompt engineers”. La descripción de los cargos consiste en expertos en modelos de lenguaje y/o programación que tengan experiencia interactuando con las plataformas de inteligencia artificial, como ChatGPT o Bard. En el caso de Mishcon, el objetivo es que el “prompt engineer” descubar cómo usar ChatGPT en apoyo de la labor de los abogados de esta firma de legal tech.
Mientras, en San Francisco, la firma Anthropic, dedicada al desarrollo de sistemas de inteligencia artificial ofrece pagar entre US$280.000 y US$375.000 (según el nivel de experiencia) a su nuevo “prompt engineer”.
“Los últimos avances en el campo de la inteligencia artificial sugieren que está más cerca de reproducir muchas de las tareas que implican habilidades cognitivas. En muchos casos, estamos sobre interpretando lo que hacen los modelos (de lenguaje). Sin embargo, a menudo también sobre interpretamos lo que hacen los humanos”, asegura Stuart Elliott, director del programa de IA y Habilidades Futuras de la Ocde.
Precisamente, desde su lanzamiento, aplicaciones de IA, como ChatGPT para textos, Midjourney para imágenes, o Soundraw para música han generado alerta por el impacto en el mercado para decenas de profesiones.
Sin embargo, para Elliott, este tipo de aplicaciones ofrecen enormes oportunidades. “Está claro que la mayoría de nosotros pronto utilizaremos sistemas de IA como ChatGPT para ayudarnos a realizar muchas tareas cognitivas de forma más eficaz”, asegura.
Su adopción, agrega, podría elevar nuestra productividad, y sobre todo cerrar la brecha de los países que aparecen en las posiciones más bajas de los rankings en capacidades del capital humano o sistemas educativos. “Los sistemas como ChatGPT pueden utilizarse para facilitar a todo el mundo el acceso a información, que muchas personas con un nivel de alfabetización más bajo pueden tener dificultades para encontrar o comprender”, asegura Elliott
La integridad laboral se ha convertido en un desafío estructural tanto para el mercado laboral colombiano como latinoamericano
En cargos ejecutivos, la brecha salarial es de 17%; en gerencias senior de 7%; y en posiciones profesionales la diferencia llega a 20%