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No tener la capacidad de desconectarse del trabajo es un problema que debe eliminarse haciendo "microajustes" a nivel corporativo
Los límites entre la vida laboral y la vida persona se han ido difuminando desde la pandemia, a tal punto que el exceso de trabajo está ocupando gran parte del día a día de las personas.
Así lo comentó Malissa Clark en su libro "Never Not Working: Why the Always-On Culture Is Bad for Business and How to Fix It", el cual fue abordado en un artículo por Harvard Business Review, HBR, con el fin de compartir las recomendaciones de la autora para revertir la cultura de exceso de trabajo.
Primero destacan que se ha identificado que después del covid-19 hay más probabilidades de trabajar de noche y que el número de mensajes enviados y recibidos los fines de semana aumentó 200%. Esto, pues al trasladar el trabajo a la casa volvió algunos hábitos dañinos en normales.
Así también surgió la adicción al trabajo, que lejos de ser "ganas de trabajar mucho", tiene que ver con "una incapacidad perjudicial para desconectarse del trabajo".
Sabiendo esto, si es dueño de organización y cree que esto le puede estar ocurriendo a los empleados de su compañía, HBR recopiló tres pasos de Clark que le puede servir para revertir estos comportamientos.
Lo primero que debe hacer es conocer el punto de partida del comportamiento, y de allí evaluar cuáles son las áreas que necesitan un cambio. Sin embargo, esta evaluación debe ser realizada por alguien que tenga conocimiento en estos temas, y debe estar concentrada en tres niveles: organizativo, personal y laboral.
Con lo anterior, podrá conocer qué es lo que está impulsando esta conducta y de donde vienen los principales factores. Según HBR, en algunas organizaciones puede que sean los líderes de las empresas los que impulsan estos comportamientos, pero en otras, el uso de la tecnología, la estructura de recursos humanos, entre otros.
Para acabar con la cultura de exceso de trabajo se requiere tiempo y planificación. Por ello, se debe identificar el propósito de lo que se quiere y comunicar el "plan" a todos los implicados.
Luego de ello, vale la pena hacer "microajustes en las prácticas laborales", como por ejemplo, no hablar de temas de la vida personal por correo o por plataformas laborales. A su vez, es importante generar confianza.
Lo anterior le puede ayudar a realizar un experimento de prueba con una "coalición rectora", compuesta por aquellos de la empresa, sin importar su labor, que quieran un cambio. Esto permitirá que conozca que puede mejorar y analice los comportamientos de los empleados.
Aquí debe poner en marcha el plan que pensó en el paso anterior. Este no necesariamente debe ser aplicado en toda la compañía, puede comenzar con áreas específicas.
Un ejemplo de ello puede ser añadir en la firma de correo que no debe ser respondido en horas no laborales, eso permitirá saber qué tantas personas lo leen, quienes lo cumplen, y si esos pequeños cambios mitigan el exceso de trabajo. A esto se pueden sumar normas que impidan enviar correos fuera del horario laboral.
Con esto podrá conocer a los empleados y determinar cuáles son esas situaciones que hacen que se excedan en el trabajo, para erradicarlas y eliminar dicha conducta.
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