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Una de las disyuntivas más comunes que hoy tienen los jóvenes próximos a obtener sus títulos de pregrado es, precisamente, si es mejor hacer un posgrado o adquirir primero experiencia laboral para luego mirar en qué se especializa.
En una sociedad del conocimiento y que cada vez más demanda mano de obra calificada, es un imperativo estar continuamente en formación.
Eso lo han entendido las universidades, muchas de las cuales ofrecen la posibilidad de tomar estudios posgraduales (especializaciones y maestrías), en los últimos semestres del pregrado.
Aunque para algunos esto podría ser un riesgo porque una mano de obra joven y excesivamente calificada, podría no tener una remuneración equivalente a su preparación, o perder pertinencia frente a lo que en realidad demanda el mercado laboral, LR encontró, en conceptos de algunos académicos, que la s ventajas serían mayores, sin desconocer que la experiencia a la hora de conseguir trabajo, pesa.
“Lo que hemos percibido es que el mercado laboral está demandando más formación de la gente. Entonces ese nivel adicional con el que salen los jóvenes está siendo bien recibido por las empresas. Hemos encontrado que los muchachos que inician ese proceso de formación tienen mejor aceptación laboral que los que no”, sostuvo el decano de la Facultad de Ciencias Contables, Económicas y Administrativas de la Universidad de Manizales, Duván Emilio Ramírez.
El decano de la facultad de Economía de la Universidad del Rosario, Hernán Jaramillo, agrega que los jóvenes, sencillamente, están ganando tiempo.
“Salen al mercado laboral jóvenes con su maestría y bien formados. Son exitosos por su nivel de formación, en el mercado se desempeñan muy bien y desarrollan, además, capacidad y habilidad para aprender lo nuevo”, dijo.
Hay que tener en cuenta las posibilidades
El coordinador del Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la Cámara de Comercio de Pereira (CCP), Luis Alfonso Sandoval, considera que continuar el proceso de formación posgradual sin tener experiencia laboral es una asunto sencillo de oportunidad y, en muchos casos, de costos. “El punto es si con ese mayor conocimiento encuentra las oportunidades laborales de acuerdo al perfil de formación, puede haber un tema de pertinencia. Lo que se ve es que con más formación pueden potenciar más el conocimiento”.
Pros 🙂
Salir al mercado con competencias adicionales es una gran ventaja desde muchos puntos de vista, porque el mercado laboral lo puede absorber más fácil.
Es una opción interesante para los estudiantes que no quieren interrumpir su vida universitaria ni dejar espacios entre los procesos de formación y experiencia laboral.
La juventud puede jugar a favor. Muchas empresas le apuestan a contratar mano de obra joven y especializada porque consideran que puede adaptarse más fácil a sus necesidades.
La remuneración puede ser favorable. Aunque tener un posgrado no es sinónimo de buen sueldo, sí es un valor agregado a la hora de pretender tener un salario promedio alto.
Contras 🙁
La pertinencia con el mercado laboral. Uno de los aspectos a tener en cuenta es si un mayor conocimiento otorga oportunidades laborales de acuerdo al perfil de formación.
Se puede tener un mejor aprovechamiento del posgrado si se tiene experiencia o si hay ya una vinculación laboral. Por ello para muchos es mejor trabajar y luego especializarse.
Algunos consideran que para ciertas profesiones es mejor primero tener experiencia laboral. Muchos posgraduados sin recorrido pueden estar descontextualizados de la realidad.
Tener experiencia permite mirar corrientes y saber por cuál área del conocimiento inclinarse. Muchas firmas prefieren esta condición porque les permite potenciar la mano de obra.
Las opiniones
Duván Emilio Ramírez
Dec. facultad economía U. Manizales
“Hemos encontrado que los que inician ese proceso de formación tienen mejor aceptación laboral”.
Hernán Jaramillo
Dec. facultad economía U. del Rosario
“Están ganando tiempo. salen jóvenes al mercado con su maestría, bien preparados y son exitosos”.
La integridad laboral se ha convertido en un desafío estructural tanto para el mercado laboral colombiano como latinoamericano
En cargos ejecutivos, la brecha salarial es de 17%; en gerencias senior de 7%; y en posiciones profesionales la diferencia llega a 20%