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Según un estudio realizado por Microsoft, cerca de 54% de los empleados en el mundo tienen exceso de trabajo y están exhaustos por la dinámica en teletrabajo
Con la llegada de la pandemia el trabajo migró a plataformas virtuales, es esta la razón para que plataformas como Microsoft Team vean un aumento de 148% en el número de reuniones, y en el caso de Zoom, los clientes institucionales con más de 10 empleados hayan subido 458% durante el segundo semestre de 2020. Sin embargo, estos aumentos en estas plataformas han traído otras repercusiones en la salud y el desempeño laboral de las personas, esto se ha denominado la ‘fatiga de Zoom’.
Estas reuniones, además de tener un aumento significativo, también han subido en el tiempo promedio de duración de 35 a 45 minutos y del total, 62% no son programadas con antelación. Esto ha desencadenado otras cifras de gran relevancia, como por ejemplo, que 54% de los empleados considere que tienen exceso de trabajo y 40% afirma tener desgaste laboral; los anteriores son factores por los que 41% de los empleados considera renunciar según el estudio de Microsoft.
Diferentes instituciones como Harvard y Stanford en Estados Unidos han empezado a advertir sobre los efectos que tienen los altos números de reuniones virtuales. Según un estudio de Stanford, realizado por Jeremy N. Bailenson, la fatiga de Zoom se debe a cuatro factores puntuales: el primero es la posibilidad de mirar a los ojos a los interlocutores, un comportamiento que normalmente se hace únicamente con personas más cercanas y en procesos relacionados con la intimidad, pero que en medio de las reuniones web se hace por periodos prolongados de tiempo y a un espacio considerablemente reducido en la pantalla, un elemento que provoca fatiga visual y cansancio agudo con el tiempo de la llamada.
Lo segundo es la carga cognitiva que las reuniones generan, debido a que según explica Bailenson, “en la interacción cara a cara, la comunicación no verbal fluye de forma natural, hasta el punto en que rara vez prestamos atención consciente a nuestros propios gestos y otras señales. En Zoom, el comportamiento no verbal sigue siendo complejo, pero los usuarios deben esforzarse más para enviar y recibir señales”, generando un motivo más de estrés.
El tercer punto es la posibilidad de verse a sí mismo durante las reuniones, un distractor importante no solo mientras otros compañeros hablan sino también cuando se adelanta una intervención, esto Bailenson lo asemeja con trabajar todo el día con un espejo en frente.
El último factor es la movilidad reducida que limita en gran medida la comunicación no verbal pues el campo visual con el que se puede trabajar es limitado, a esto se le llama frustrum.
Entre los efectos principales, destaca la desmotivación de los empleados y la reducción de sus niveles de productividad. Paloma Carvajalino, psicóloga clínica especialista en trastornos emocionales y del estado de ánimo, explicó que “estos efectos ya los estamos viendo, hay un incremento en las tasas de crisis ansiosas y depresivas, pero en términos laborales comienza a darse un desinterés de la persona porque no se siente valorada y esto puede llegar a afectar la productividad laboral”.
Los temas emocionales se ven reflejados en el estado físico y se empiezan a somatizar en diferentes actividades del día a día; además se pueden desarrollar cuadros como cefaleas, gastritis, entre otros que hacen parte de la somatización física. Entre tanto, se pueden desarrollar cuadros agudos de ansiedad, crisis de estrés y en algunos casos, depresión, agregó la experta.
De igual forma, investigadores de Harvard señalan otras consecuencias como, por ejemplo, menores índices de interacción entre los equipos, mayor cansancio laboral al terminar la jornada y uno en particular que resaltan como determinante: la pérdida de reuniones y conversaciones informales. Bob Frisch y Cary Greene explican que estos espacios informales son claves para reducir no solo la fatiga de Zoom, sino también para mantener buenos estados de ánimo en las jornadas.
“Hacer tiempo para charlas pequeñas es importante para continuar con el nivel de desempeño del equipo pues eso depende de mantener y hacer crecer la cultura entre los equipos”, explican Frisch y Greene. Añaden que integrar una persona necesita más que un Zoom.
Otros aspectos a resaltar son vivir el presente y construir un legado, en ambos casos estos se pueden detallar como centrar al líder en la evaluación
Carmenza Alarcón, mentora de altos ejecutivos, destacó que el liderazgo basado en este modelo impacta la dinámica de equipo