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Petro se ha tomado el sistema de salud mediante intervenciones y decretos, pasándose por la faja al Congreso, que, en buena pero inane hora, hundió la reforma en la Comisión Séptima del Senado.
De un plumazo, Petro les echó mano a los billones destinados a pagar la salud de los colombianos y aseguró con ellos el montaje del pérfido sistema de salud que ya habían impuesto Chávez, en Venezuela, y los Castro, en Cuba: el régimen metido en la casa de cada colombiano, disfrazando de prevención la ideologización y la manipulación de la voluntad ciudadana.
Volvimos al sistema público fallido de hace décadas con el Seguro Social, ahora envenenado con la ideología comunista que está montando el régimen, en medio de un movimiento constituyente con el que pretende atornillarse al poder.
Para revivir completamente el monstruo, que ya había fracasado en el pasado, el gobierno del “cambio” se apropiará de las pensiones, que también quiere estatizar a través de la reforma que avanza en el Congreso y, con ello, como en los tiempos del infame Seguro Social, salud y pensiones pasarán a ser botín del régimen.
La aplanadora del Gobierno en el Congreso ha comprado los votos y las conciencias de la gran mayoría de congresistas, que están listos para votar positivamente las protervas intenciones del aspirante a dictador.
La CARF ha identificado que, hasta el año 2065, la transferencia del gobierno nacional se mantendría en niveles que le permitirían liberar espacio fiscal, el cual inicia en 0,3% del PIB en 2025 ($4,71 billones) hasta llegar a ser del 0,5% del PIB en 2065 ($7,85 billones).
Esto se debe a que, ante los grandes flujos que genera el umbral de 3 SMLMV que establece la reforma pensional hacia el Fondo de Ahorro, el Gobierno deja de destinar lo que debería gastar en pensiones y libera presupuesto para hacer gasto corriente; es decir, tan pronto como en el 2025, en plena definición de lo que será la espuria Constituyente con la que Petro pretende perpetuarse en el poder, se hará a casi $5 billones para seguir aceitando apoyos, destinando dinero público a la corrupción y conquistando electores a punta de auxilios y subsidios.
Pero eso no es todo: la reforma se vende desde el régimen, con una narrativa aupada por sus amigos de los medios y de las redes sociales, y el alcahuete silencio de la mayoría del Congreso, con el cuentazo de que está diseñada para favorecer a los ancianos; pero lo que no dice es que el umbral de 3 SMLMV establecido en la reforma generará una deuda intergeneracional imposible de pagar para las generaciones futuras.
El mismo gobierno nacional ha conceptuado que el pasivo pensional pasa de un escenario, sin reforma del 84,12% del PIB ($1.320 billones), a uno, con reforma del 126,38% del PIB ($1.984 billones), lo que implica una diferencia de 42,26% del PIB; esto es, ¡$663 billones! Así las cosas, nuestros jóvenes y futuras generaciones jamás se pensionarán, por cuenta de la insaciable voracidad de poder del régimen.
Pero ahí no para el “megarobispicio”: con un umbral de 3 SMLMV, el botín de ahorro nacional queda gestionado en mayor medida por el gobierno nacional a través del Fondo de Ahorro; desde ya lo pronostico: lo primero que hará el Gobierno será impedir la asignación del ahorro a las inversiones que requiere el mercado.
Los expertos calculan que el 94% de los cotizantes realizarían aportes sobre sus 3 primeros salarios en Colpensiones/Fondo Nacional del Ahorro, entidades dependientes del Gobierno nacional, que, en el primer año de entrada en vigencia (2025) de la ley, recibirían $23 billones.
El riesgo de gestión directa por parte de una entidad que depende del Ejecutivo siempre es alta; pero, en nuestro caso, recordemos que en Colpensiones está nada más y nada menos que el politiquero profesional Jaime Dussán, a quien, en un lapsus de sinceridad se le soltó que con los recursos billonarios de las pensiones de todos los colombianos, construirá las delirantes promesas de su líder: el tren aéreo entre Buenaventura y Barranquilla, los aeropuertos en el desierto de La Guajira, los canales interoceánicos y varias locuras más.
Ya nos lo dijeron; después no se sorprendan: esos recursos de las pensiones terminarán siendo usados para fines distintos de los pagos de pensiones, como sucedió en Argentina con la nacionalización de los ahorros de los trabajadores, que fueron transferidos a un sistema de pensiones controlado por el Estado (la suma ascendió aproximadamente a 30 mil millones de dólares, con los que el kirchnerismo compró décadas de atornillamiento al poder).
Pese a todo lo anterior, el régimen, ya tiene el camino pavimentado para terminar de crear su “Frankenstein”, el ISS modelo Petro que maneje desde el Estado salud y pensiones, echando mano de billones de pesos en momentos en que construye la constituyente hecha a su medida.
Para ello, el Congreso, aceitado por el ministro Luis Fernando Velasco, en colaboración con el infame Mauricio Lizcano, converso petrista después de haber chupado de la teta de Vargas Lleras y de la U, han logrado que los congresistas de la antigua coalición, ahora petristas todos, hagan bloque común en el Partido Conservador para configurar el quórum: ¡cómo será la mermelada que ahora entregan los ministerios a cambio de hacer presencia, ni siquiera por votar!; los liberales que, consentidos por el ministro Velasco, le hicieron pistola a Gaviria y votarán con Petro y 7 de los 10 senadores de la U, que, según denunció la Revista Semana, estuvieron la semana pasada en Palacio recogiendo su frasco de mermelada con sabor a TIC.
A la postre, el congreso “enmerlemado” es lo de menos, porque, como ya vimos con la reforma a la salud, si el legislativo llegare a actuar por segunda vez de manera independiente, su decisión igual será desconocida por el dictador en ciernes con cualquier tropelía que se le ocurra.
El total del botín son $450 billones: con toda esa plata Petro no se va.
¡El que quiera entender que entienda!