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Uno de los destinos turísticos de mayor afluencia en Antioquia es, sin duda, Guatapé-El Peñol, una zona que atrae por su icónica Piedra del Peñol, sus calles pintorescas, su variada oferta gastronómica, de ocio y de entretenimiento bajo la práctica de diversas actividades y deportes acuáticos alrededor de la represa.
Guatapé merece un turista cada vez más responsable, que busque estabilizar no solo la economía de la región, sino la conservación de sus recursos naturales.
Muchos inversionistas llegan a la zona encantados por la magia de sus paisajes y el ambiente que se respira en el lugar. Sin embargo, existe un segmento del turismo que no está volcado a las buenas prácticas y a la conservación del lugar generando un conflicto entre el descanso y la rumba.
Por un lado, las personas que deciden invertir en vivienda o lugares de descanso, esos que más que turistas de paso, se convierten en personas que “juegan de locales”, que mueven la economía a través del consumo responsable y hasta deciden emprender allí para generar empleo. Muchos de ellos promueven el destino entre familiares y amigos, y usualmente generan una conexión con el lugar lo cual los lleva a depositar las basuras y desechos en los lugares indicados, son aquellos que navegan con responsabilidad y en general les duele todo lo que sucede con el territorio.
Por otro lado, se ven pontones repletos de jóvenes sin las suficientes medidas de protección, consumiendo drogas y alcohol mientras navegan, en algunos casos, personas desnudas ofreciendo espectáculos bochornosos para quienes deciden navegar en familia, helicópteros que sobrevuelan la zona en exceso generando altas dosis de contaminación auditiva en quienes buscan calma, navegantes que lanzan a la represa todo tipo de desechos. Esto, sumado a la alta congestión vehicular debido a la poca infraestructura vial y la acumulación de desechos cerca de las vías.
En fin, un destino icónico cargado de tantas bondades y que ha crecido desbocadamente, ahora nos pide a gritos mejores prácticas sostenibles, un turismo menos destructivo y más regenerativo que garantice una economía más estable, un mejoramiento de la calidad de vida de sus campesinos y habitantes y la conservación de sus recursos naturales, generando a su vez la menor cantidad de residuos posibles -dejando menos huella de carbono y más huellas de bienestar-.
Por si fuera poco, la reducción de los niveles del embalse por factores como el cambio climático, entre otros, ha afectado rotundamente a muchos comerciantes ya que los índices de turismo disminuyen bajando consigo la ocupación de los hoteles, las actividades de navegación, el consumo en los restaurantes, las ventas en los supermercados, etc.
Escuchemos y trabajemos juntos en pro del equilibrio ambiental, social y económico de Guatepé-El Peñol.