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Quienes han leído mis artículos saben que no soy extremista y menos una persona ambientalista o animalista así hable y escriba de sostenibilidad y consumo consciente todo el tiempo. Soy una simple parroquiana que día a día busca mejores alternativas de consumo sostenibles para llevar un estilo de vida cada vez más consciente.
Hace poco escribía sobre mis investigaciones sobre el cuidado capilar sostenible y ahora haré los mismo con la alimentación, pues me interesa ir mostrando alternativas de consumo analizados por mi y probados en familia.
Cuando era pequeña tuve un episodio gastrointestinal severo. Muchos días hospitalizada siendo una bebé y por poco esto casi me lleva a la muerte. Desde entonces mi consumo de lácteos ha sido muy restringido y crecí sin que éstos me gustaran ni me sentaran bien.
Por lo tanto, aprendí a tener una alimentación con gran ausencia de este tipo de productos y cuando empecé a consumir café comencé a mezclarlo con leches de origen vegetal. Éstas me acompañaron por muchos años pero notaba que la textura y el arte late no quedaban igual sobre ellas. De manera accidental conocí una marca de alimentos a base de plantas cuyo nombre en español se traduce como Leche no Leche.
La comunicación de marca inmediatamente atrajo toda mi atención y ahí fue donde empecé a acercarme a ella y a investigar sobre cómo se obtiene una bebida láctea con un sabor incluso mucho mejor que el de la leche de vaca y que no proviene de los animales. Una bebida con las mismas propiedades de olor, color, sabor y textura sin que inflamara e hiciera doler mi estómago? De verdad que esto me sonaba un poco loco y no lo podía creer.
Escuchaba por todas partes que la ganadería era uno de los principales contaminantes del planeta, que la IA venía para mejorar nuestra calidad de vida, veía a mis hijo llenos de pesar por el consumo de alimentos provenientes de los animales, yo con tremendo problema de intolerancia a la lactosa y a eso sumarle que promuevo en mis charlas, talleres y artículos un estilo de vida sostenible, pues no tenia más de otra que investigar eso tan extraño y así fue.
Los primeros ensayos dieron como resultado una leche de color verde
Me enteré que la piña y el coco por ejemplo tenían moléculas presentes en la leche y que para crear una leche no leche, es decir, una bebida que supiera a leche pero que no viniera de los animales se tenía que usar la IA para determinar la estructura molecular de la leche de vaca y ahí si comenzar a buscar entre más de 300.000 plantas las mismas estructuras moleculares que le dieran las propiedades exactas de color, sabor y textura a la nueva leche.
Supe que los primeros ensayos dieron como resultado una leche de color verde porque entre las plantas que usaban para su desarrollo estaba el eneldo y por tanto éste daba el color verde a la nueva leche de origen vegetal y así fue que ensayó tras ensayo dieron con la estructura molecular exacta que diera como resultado una leche no leche (Notmilk).
Luego comencé a ver sus cajas en la mayoría de super mercados y en las tiendas Juan Valdez y Starbucks de la ciudad y compré unas cuantas. Se la di a mis hijos -quienes tampoco son grandes consumidores de leche debido a mi condición- y fue así como descubrimos que hay algunas opciones más dulces y otras menos, y así para todos los gustos. Por fortuna descubrí que no me inflamaba, que no me dolía el estómago y que todo aquel fantasma del pasado llamado leche de vaca había desaparecido.
Lo mejor de todo es que sin ser animalista o ambientalista me siento mucho mejor pudiendo aportar un granito de arena al planeta a través de mi alimentación y la de mi familia. Hablo de alimentación porque de la misma manera este modelo se replicó para las carnes de hamburguesa, del pollo, de los helados y de las paletas con el mismo éxito que la leche.
A su vez, muchos de sus productos no contienen azúcar y eso también le agrega valor a esta gran alternativa de alimentación que no sacrifica el sabor y las principales propiedades en sus desarrollos, mientras cuida el planeta ya que durante su proceso de producción respecto a la manera tradicional se disminuye el consumo de agua, de CO2 y el consumo animal.