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Analistas 08/03/2022

“Pepas y agua pa’ la seca”

Adriana Gutiérrez Ramírez
Gerente de Bloom Ecoworking
Adriana-Gutiérrez-Ramírez

Algo está sucediendo en el mundo de los artistas, en especial del reguetón, género de mucha influencia en nuestra juventud, originario principalmente de la cultura urbana que ahora desde sus artistas más representativos viene dando un giro interesante en sus mensajes.

En la columna anterior me referí a la última canción de J Balvin, -Niño soñador-, para señalar la importancia que para una persona como él, hoy prima más el ser sobre el tener. Una canción que refleja la pandemia de aburrición y depresión que está afrontando nuestra sociedad, que se manifiesta sentir triste y vacía, sin saber por qué ciertamente el reguetón es un género con el que hemos crecido muchos colombianos, y con el cual estamos educando a nuestros hijos. Sus artistas más representativos y sus mensajes innegablemente incitan en gran medida al sexo descontrolado, al consumo de drogas y al delito, como también es innegable su ritmo alegre, enérgico y gran su capacidad para “prender la fiesta”.
No se trata de satanizar el ritmo, pero como portadora de un mensaje de comunicación y sostenibilidad y como madre, celebro el giro que está tomando su contenido, pues la música sin ser la única herramienta, si es una de las más poderosas para transformar la sociedad.

Un artista del género que entienda esto y logre proyectarlo en sus letras se convierte en un verdadero mensajero de paz, amor, libertad, familia, “lujo” y sostenibilidad. Comunicar a través de melodías “pegajosas” y que lleguen a las nuevas generaciones, tiene el poder de transmitir y configurar un nuevo esquema de valores que nos identifique más como sociedad y que en definitiva logre llenar ese vacío que hoy tenemos.

“Pepas”, de Farruko, reconocido artista reguetonero de origen puertorriqueño se arrepintió públicamente hace poco por el contenido de sus letras en un concierto. Poco antes de sus declaraciones, se hizo viral en las redes sociales una reflexión a la letra de esta misma canción gracias a un tik tok que alguien publicó de Nicolás Mejia, en una de sus Conferencias Actívate, video en el que él mencionaba la importancia de que las personas que quisieran ser exitosas en la vida -cuidaran su entorno- refiriendose además a lo que escuchan en las canciones, porque indiscutiblemente, los seres humanos somos vulnerables a este tipo de mensajes, los cuales podrían estar destruyendo la vida de muchos jóvenes y/o familias en el mundo.
"Yo no sabía el mensaje que yo estaba diciendo en mis canciones (...) No me siento orgulloso de eso", dijo el artista en un concierto recientemente en Miami, en el que se negó a cantar esta misma canción. "Sabe Dios a cuántos de sus hijos les hice daño. Y hoy me paro como un varón a decirles que me perdonen como ser humano porque el amor empieza por el perdón", afirmó Farruko.

Cantantes, conferencistas, community managers, influenciadores, comunicadores, escritores, columnistas, mercadólogos y en general, quienes tenemos la responsabilidad de llevar un mensaje a la sociedad, también tenemos el deber de transformar el planeta a través de un nuevo esquema de valores y contenido en la música, en la palabra y en la escritura para que verdaderamente llenen el alma de las personas.

Esto es sostenibilidad social y quizás no lo sabíamos, porque tristemente, tenemos una visión reduccionista del término, lo vemos como aquello meramente ecológico y esnobista.
La cosa para mí es diferente, y es tan simple como que donde haya una persona habitando su propia mente con mensajes positivos y trasmitiéndolos de la misma manera a su entorno cercano, ya hay una persona a la que el planeta no le queda grande. Por tanto, para mi es una persona sostenible socialmente aún sin ser ambientalista.

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