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En todo el planeta se produce mucha más comida de la que se necesitaría para alimentar bien a cada habitante, pero, al mismo tiempo, hay más de 2.000 millones de personas que no tienen acceso regular a cantidades suficientes de alimentos nutritivos, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). De ellas, 820 millones tienen que convivir con inseguridad alimentaria severa.
Todo este problema tiene un común denominador: el desperdicio de alimentos. Esta problemática anualmente representa US$1 billón en el mundo, y para 2030 se estima que esta cifra aumente a US$1,5 billones, según la FAO. Desde los Acuerdos de París, como sociedad empezamos a entender que desperdiciar comida significa desperdiciar dinero, el cual fue invertido en las etapas productivas para producir los alimentos: la cosecha, el transporte, el envasado, el refrigerado y los procesos asociados a la compra de la misma, etapa en la que se da finalmente la mayor parte del desperdicio.
América Latina anualmente tienen grandes pérdidas producto del desperdicio de alimentos, en donde 44% del total que se desperdicia, está asociado con la etapa post-cultivo, es decir, justo al inicio de la cadena de suministro de alimentos. En la región, diversos estudios han demostrado que la mayoría de los países no cuentan con la tecnología, ni la infraestructura de transporte, ni las instalaciones de almacenaje y refrigerio adecuadas para su conservación, exponiendo los alimentos a episodios de refrigeración, por la diversidad de los suelos de la región.
Pero no es la única causa. Muchas personas en los hogares no son conscientes de las consecuencias que tiene comprar alimentos en exceso y luego desecharlos porque han perdido alguna de sus propiedades. Desde Compass Group, conscientes del impacto que anualmente genera este desperdicio, hemos generado la campaña “Stop Food Waste Day”, que anualmente, logra que todos entendamos la importancia de reducir la cantidad de comida que no aprovechamos. Esta campaña global en 2021 logró resultados satisfactorios en Colombia, en donde se logró reducir hasta en 40% los residuos dejados en los platos, por parte de los usuarios de las compañías clientes de Compass.
A través de este tipo de iniciativas, hemos asumido el compromiso de reducir hasta en 50% el desperdicio alimentario de nuestras operaciones para 2030, en línea con el punto 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Esto es cada vez más necesario, a la luz de las alarmantes cifras de desperdicio en Colombia; cada año se desechan 9,76 millones de toneladas de alimentos, de los cuales 36% se genera en los hogares. A nivel mundial, se calcula que más de un tercio de la comida producida no se consume.
Si logramos cumplir esta meta, y acabar con las pérdidas de alimentos, sería posible alimentar anualmente a 3,94 millones de personas, en las diferentes regiones de Colombia. Esta cifra equivale a 71,6% de los colombianos que padecen hambre y que en la actualidad se estima que alcanzan los 5,5 millones de personas.
Nuestro objetivo sigue siendo sensibilizar a toda la sociedad sobre la repercusión que tiene el desperdicio de alimentos y hacerles ver que con algunos pequeños cambios en el día a día, todos podemos ayudar a cuidar nuestro entorno y, sobre todo, ser más eficientes para evitar un daño mayor al medio ambiente y pérdidas económicas derivadas de este grave fenómeno.