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“Los recursos públicos son sagrados”, reflexionó en algún momento Antanas Mockus. Frase que, en el contexto actual, cobra validez en referencia al ahorro pensional de los colombianos.
Hemos leído y escuchado toda clase de inexactitudes carentes de verdad y, en ocasiones, malintencionadas, que buscan confundir a la mayoría de los colombianos. Hoy, más que nunca, no es el momento de hacer populismo a costa del modelo de ahorro individual.
Uno de los puntos que más aterra de estos desinformadores tiene que ver con los rendimientos de los recursos del sistema pensional de ahorro individual. Señalan, con mensajes malintencionados, que las ganancias son para los fondos y las pérdidas para los afiliados; que los fondos se han enriquecido con esos rendimientos; que las AFP hacen lo que quieren con el dinero de los afiliados. Todos estos despropósitos son completamente falsos. El dinero, incluyendo el 100% de los rendimientos, ha sido, es y será siempre de los afiliados. Los ahorros tienen nombre propio: Teresa, Juan Manuel, Ximena, Mateo o Paulina, por citar solo unos pocos nombres de los 16,6 millones de afiliados al sistema pensional de ahorro individual.
Los detractores populistas del sistema aluden también a “pésimas rentabilidades del sistema”. Basta entrar a la página de la Superfinanciera para ver que, en términos reales (adicional a la inflación), las rentabilidades son superiores a 8% anual. Del total del ahorro pensional actual en Colombia, más de 60% corresponde a rendimientos generados desde la creación del sistema, solo 40% a aportes de afiliados.
Se habla de manera ligera sobre las “altísimas” comisiones que cobran los fondos de pensiones obligatorias. Las AFP cobran una comisión promedio de 1% del salario mensual del afiliado, que cubre el manejo vitalicio de ese aporte mientras el afiliado siga cotizando. Si las volvemos comparables con las de nuestros vecinos (los cuales cobran no por aporte sino como % del valor de fondo), las comisiones que se cobran en Colombia son relativamente bajas: 0,61% en promedio sobre saldo de los ahorros, frente a Perú donde se cobra 0,69% y México 0,98%.
Hay que reconocer que los más de $266 billones de ahorro pensional de los colombianos generan suspicacias en algunos políticos y analistas que querrían ver ese dinero en las arcas públicas. Pero, ¿a qué costo? Basta con preguntarse: ¿cómo vamos a reponer ese ahorro si desaparece de las cuentas de los colombianos? ¿De dónde se pagarán las pensiones? La respuesta a todo es sencilla: con más impuestos futuros, a cargo de nuestros hijos y nietos. No hay de donde más.
Es abiertamente inconveniente tocar los ahorros de los colombianos en los fondos, pues este es un modelo pensional sostenible y eficiente, pero además porque ese ahorro es responsable de financiar en parte el crecimiento del país. Los colombianos que ahorran en el régimen de ahorro individual, son indirectamente dueños de las principales empresas del país, invierten en obras de infraestructura que necesita Colombia y financian al crecimiento empresarial a través de inversiones en fondos de capital privado y deuda corporativa. En el contexto actual, la industria privada de pensiones será, sin lugar a dudas, uno de los motores que impulse esa recuperación.
Hoy no solo escribo como Presidente de Colfondos, sino como colombiano que también tiene responsabilidades, proyectos y sueños, que trabaja y ahorra para proyectar su vida y la de sus seres queridos. Los ahorros de 16,6 millones de colombianos que estamos en el modelo privado de pensiones, no pueden ponerse en riesgo, son sagrados. Cerremos filas para protegerlos.