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Analistas 15/04/2019

Ningún ciclo es eterno

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Investments

Escribo esta columna desde Washington DC, donde esta semana se celebran las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional. Llevo viniendo a estas reuniones casi dos décadas, porque son, en mi opinión, el mejor escenario que existe para poder encontrarse con líderes económicos mundiales en el intervalo de apenas un par de intensos días. Esta reunión de 2019 ha demostrado ser de gran relevancia para el mundo y los mercados, porque la economía mundial continúa inmersa en un periodo de alta incertidumbre, y cualquier cosa puede suceder en los meses entrantes.

En las palabras del equipo técnico del FMI: “Tras un fuerte crecimiento en 2017 y principios de 2018, la actividad económica global se desaceleró notablemente en la segunda mitad del 2018, reflejando una confluencia de factores que afectan a las grandes economías mundiales. El crecimiento de la China disminuyó debido a la decisión de las autoridades de ese país de controlar el crecimiento del llamado “shadow banking” y debido al aumento que se vio en las tensiones comerciales con Estados Unidos… La economía de la Eurozona perdió más impulso del que se esperaba, en gran parte debido a la caída vista en la confianza de los agentes. También influyó negativamente en la actividad la caída en la producción de automóviles en Alemania, la cual se vio afectada por la introducción de nuevas normas de emisión para vehículos nuevos. La inversión también se redujo en Italia como consecuencia del incremento visto en las tasas de interés de los bonos de ese país. Los desastres naturales vistos en Japón también afectaron negativamente la actividad económica... El incremento visto en las tensiones comerciales generó una reacción muy negativa en los mercados financieros. Ese deterioro en la performance de los mercados tuvo efectos adversos en algunos países emergentes con fundamentales débiles. Las condiciones se han aliviado en el 2019, en gran parte gracias al cambio de sesgo visto en la política monetaria en EE.UU. Una política monetaria más acomodaticia y las mejores expectativas sobre la eventualidad de que EE.UU. y China lleguen a un acuerdo comercial han generado una mejora relevante en las condiciones financieras del mundo, aunque estas continúan siendo un poco más restrictivas que las que existían en otoño del 2018”.

Los problemas enumerados en el párrafo anterior forzaron al “staff” del FMI a ajustar a la baja las expectativas de crecimiento para el mundo al nivel más bajo visto desde la crisis financiera del 2008. El FMI ahora espera que la economía mundial solo crezca 3,3% año/año, materialmente por debajo del 3,6% a/a visto en 2018. Para el 2020 el FMI espera que la economía tome algo más de impulso y vuelva a crecer a la tasa vista en 2018, gracias a la continuidad del estímulo fiscal y monetario que se verá en China, y a la estabilización de la situación macroeconómica de países emergentes hoy emproblemados como Turquía y Argentina.

Pero el FMI es claro en que los riesgos son a la baja. Es muy importante tener en cuenta que el ciclo económico expansivo de EE.UU. ya está en niveles récord (por la cantidad de tiempo que ha durado). El FMI también advierte que los riesgos de que haya un Brexit desordenado aún continúan, y el fondo es cauto en sus predicciones sobre la posibilidad de que EE.UU. y China logren encontrar “lugares comunes” en sus diferencias. Mejor dicho, según el FMI, “el palo no está para cucharas”.

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