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La semana pasada le presenté mis “perspectivas financieras y de mercados” a un grupo de clientes institucionales en NYC. Por el lado del crecimiento, le dije a la audiencia que 2019 probablemente va a ser un año de menor crecimiento de la economía global, pero que puede llegar a ser un año de mejor crecimiento en Latinoamérica, especialmente por la alta probabilidad de que Brasil muestre mejores números. Eso sí, la estabilidad de la economía global seguirá siendo totalmente dependiente de la posibilidad que tengan los gobiernos de China y de EE.UU. de encontrar “lugares comunes” en las negociaciones de comercio, porque no habría peor evento económico y financiero a que este año fuera testigo de una guerra comercial sin tregua.
También argumenté que este año será un año en el que veremos incrementos en el precio del petróleo. En XP vemos que para final del 2019 la demanda de petróleo diaria estará por lo menos un millón de barriles por encima de la oferta. ¿Por qué? Por dos razones: la primera es que esperamos que baje el ritmo de inversión en pozos no convencionales en EE.UU., ya que, según los que saben, el punto de equilibrio de estos pozos se ha incrementado últimamente, y porque lo más probable es que la Opep logre disminuir la producción en línea con lo anunciado a finales de 2018 (reducir la oferta en 1,2 MBD). Esta es una gran noticia para Colombia. En XP estamos pronosticando que las exportaciones se incrementen, por lo menos, un 12% año/año en el 2019, llegando a US$47.800 millones.
Otro factor de extrema importancia este 2019 serán las decisiones de política monetaria que van a tomar los diferentes bancos centrales en el mundo. Tengo gran convicción en mi expectativa de que la Reserva Federal NO va a incrementar más sus tasas de interés en todo el año, porque la evidencia económica que saldrá al aire este año le va a dar espacio a los miembros de la junta de la Fed de tener “paciencia” en la toma de decisiones.
Por el lado de las decisiones de política monetaria que vayan a salir de Japón, Inglaterra y la Eurozona, la situación pareciera ser muy similar a la de la Fed. Mejor dicho, no hay razón para tener afán en el proceso de normalización, ya que en ninguno de los casos existen razones para pronosticar que se vaya a incrementar la inflación. En el caso de Inglaterra, la incertidumbre sobre el Brexit tiene congelada la inversión privada, y ese estancamiento se va a trasladar al consumidor en algún momento. En la Eurozona, las inflaciones implícitas que calculan los agentes del mercado continúan cayendo, y el sector industrial está mostrando evidencia de una desaceleración considerable. El último dato de crecimiento industrial de Alemania muestra una caída de 4,7% año/año, demostrando una caída mucho más pronunciada a la esperada por los analistas del mercado. Bajo ese escenario sería irracional pensar en subir las tasas de interés en la Eurozona. Y en cuanto a Japón, la inflación subyacente se incrementó solo 0,1% año/año en 2018, muy por debajo de la meta de 2%. Bajo esas circunstancias no existe argumento lógico para defender un cambio de la política monetaria hacia niveles más restrictivos.
En resumen, el escenario global que estoy viendo para el 2019 es consistente con el retorno del famoso mercado “ricitos de oro”, como el cuento infantil. La sopita, ni muy caliente, ni muy fría. Ese escenario global es perfecto para los mercados emergentes. Por el bien de Colombia, ojalá no me equivoque.