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Creo que puedo argumentar con tranquilidad que me ha ganado un puesto alto en Twitter como uno de los capitalistas colombianos más “detestables” (a propósito, mi nombre en Twitter es @albertobernalle). Tengo infinidad de seguidores “progresistas” que, si pudieran, muy posiblemente no dudarían en empujarme a los rieles de un tren. Envidio, de buena forma, el sistema político y económico de Estados Unidos, envidio su emprendimiento, sus instituciones, el separamiento de poderes, me encanta su capitalismo salvaje, su forma de premiar a los que más se esfuerzan. Aborrezco el paternalismo que plaga los sistemas económicos y políticos de Latinoamérica, aborrezco la lucha de clases tan violenta que existe, aborrezco el cheguevarismo, las violaciones a la propiedad privada. Pero tengo que aceptar que en el litigio de los famosos “holdouts”, o los “fondos buitres” como les dice la señora Presidente Cristina Fernández, se le fueron las luces a EE.UU.
Es totalmente cierto que hubiera sido mejor que Argentina hubiera negociado antes con estos fondos de cobertura. Es cierto que la aprobación de la ley cerrojo fue un error, y es cierto que no es una buena estrategia llamar al desacato de una decisión aún no tomada, en caso de que la decisión sea contraria a la que uno quiere. Pero lo cierto es que el precedente que está creando la justicia norteamericana de la mano de la decisión de la ratificación de la decisión del juez Griesa, es simplemente terrible.
Para los que no están tan familiarizados con todos los pormenores del caso, después del default del 2001 Argentina reestructuró el 93% de su deuda con los bonistas originales en dos ocasiones, en el 2005 y en el 2010. El 7% restante ha decidido quedarse por fuera del arreglo, quizás a la espera de un nuevo gobierno o a la espera de que llegue un fallo judicial favorable. Este es el caso de los “holdouts” litigantes (el 1% del total de bonistas), quienes acaban de ganar el caso en las cortes de EE.UU., caso que obliga a pagarle a estos bonistas el 100% de sus tenencias, cuando al 93% de los tenedores solo se les remuneró el 30% de las tenencias iniciales.
Mejor dicho, los “holdouts” lograron que el juez Griesa, del segundo distrito de la corte de Nueva York, les adjudicara el fallo que obliga a Argentina a pagar el 100% de los recursos. Más grave aún, la decisión dice que si Argentina quiere pagarle los intereses a los tenedores del 93% de los bonos, tiene que cancelarle primero la cantidad equivalente a los bonistas que no reestructuraron, mejor dicho, de acuerdo al cupón existente en el pasado. Argentina argumenta, con mucha razón, que esta decisión no es justa. Acá hay cero justicia, lo que hay es una gran injusticia para con los tenedores del 93% de los bonos, aquellos que reestructuraron sus tenencias. ¿Por qué es que el juez Griesa hizo lo que hizo? Por razones netamente ortodoxas, por querer implantar la ley bajo el estricto nivel de la palabra y sin aceptar que las decisiones judiciales no se toman en un vacío. Y, hay que ser realistas, considero que hay un cierto componente de animadversión del juez hacia Argentina en este caso.
¿Y entonces? Pues esa es la pregunta del millón. Qué hacer ahora... Argentina ya anunció que no va a acatar la decisión del juez, hecho que básicamente le quitará al país cualquier capacidad para ir a emitir deuda en New York, hecho grave, pues Argentina necesita fondeo para explorar el subsuelo y de esa forma encontrar petróleo. Pareciera ser que hay una posibilidad de que la justicia en Europa no juzgue como juzgo NYC, hecho que podría implicar que Argentina en el futuro cercano pueda emitir deuda en Londres. Veremos. Pero lo que sí es claro es que el precedente que deja Griesa es terrible para los mercados financieros. Específicamente, que es mejor no participar en una renegociación de deuda soberana, pues eventualmente un juez ayudará a cobrar el 100%. La tiranía de las minorías.
Nota: Me cuentan que la Anla ratificó la multa a la Drummond por el derramamiento de carbón al mar. Sin embargo, no se ha ratificado ninguna multa para ninguna de las otras cinco barcazas de otras empresas carboneras (Vale, Prodeco, Carbosan, Carbonandes) que también tuvieron accidentes. ¿Justicia “dependiente del marrano” otra vez?