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El columnista Ramiro Bejarano, antiguo director del DAS bajo Ernesto Samper, escribió una columna de opinión en el periódico El Espectador hace unos días donde argumentaba que la famosa “Cláusula Petro” era ilegal, y que todos los particulares que estaban suscribiendo esa cláusula estaban, palabras más, palabras menos, cometiendo un crimen. No soy abogado, pero después de oír los comentarios al respecto de Néstor Humberto Martínez, me queda extremadamente claro que o el señor Bejarano es un mediocre, o le está haciendo la vuelta a Petro.
Pero lo importante acá es el por qué es que existe la famosa cláusula Petro. Y la respuesta es extremadamente sencilla: pues porque Petro es un peligro inmenso para los intereses de la gente de negocios en Colombia, y para los intereses de los inversionistas internacionales. La cláusula Petro existe porque el candidato Petro ya anunció que si gana le pondrá impuestos prohibitivos a los grandes terratenientes. Mejor dicho, el candidato Petro ya anunció que bajo su presidencia habrá expropiaciones administrativas, mejor dicho, que se afectará la propiedad privada. Los petristas con los que controvierto me dicen que “deje de mentir”, que porque Petro solo va a expropiar a los terratenientes que tienen tierras que no están produciendo. El punto es qué burócrata tendrá la última palabra sobre qué tierras están produciendo o no. Y valga decir también, el candidato Petro no tiene interés en tratar con el mismo racero a los mayores terratenientes de Colombia: las comunidades indígenas. Claramente bajo una presidencia de Petro no todos los ciudadanos tendrán los mismos derechos.
Tampoco existiría la cláusula Petro si el candidato no estuviera hablando sobre la idea de prohibir la exploración petrolera. En medio de una superficialidad brutal el candidato trata de minimizar los efectos secundarios de semejante decisión diciendo que no se afectarán los proyectos actuales. Eso es como si yo le digo a mi esposa que desde hoy voy a comenzar a serle infiel, pero que no se preocupe, que por lo menos no la voy a dejar en los próximos cinco años....¿Qué será que espera el petrismo que pase si se toma semejante barbaridad de decisión? Yo si sé: se abandonarán los proyectos porque las garantías para hacer negocios dejarán de existir, y Colombia perderá su autosuficiencia energética aceleradamente, así como le pasó a la Argentina después de las decisiones que tomó Néstor Kirchner a principios del siglo 21.
Ningún capitalista estaría pidiendo que se aplicara la cláusula Petro si el candidato Gustavo Petro no siguiera hablando de esa barbaridad de prender la maquinita de billetes para sostener la demanda agregada. ¿A ver, será que es que Petro y su gente no han visto a los inmigrantes venezolanos vendiendo carteras hechas de billetes de “Bolívares Fuertes” en los andenes de Medellín? Imprimir billetes solo logrará una cosa: depreciar aún más el peso colombiano y destruir toda la institucionalidad que ha logrado ganar el Banco de la República en 20 años.
Ahora, existe una opción alterna que los capitalistas tienen en vez de pedir que se incluya la cláusula Petro en los contratos: NO hacer inversiones ni negocios en Colombia hasta que se sepa si los colombianos vamos a resultar tan limitados en nuestro entendimiento de las cosas como para saltar la vacío eligiendo a Petro como el próximo presidente de Colombia. Escoja, señor Bejarano.