Analistas 14/04/2025

Trumponomics en esteroides

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Investments

Estoy preocupado. Las últimas dos semanas han sido extremadamente complicadas para el mundo financiero, y esa realidad es una pésima noticia. Nadie en este mundo gana cuando los mercados se enloquecen, quizás con la excepción de algunos profesionales de la inversión que tuvieron la sapiencia para posicionarse para esta debacle que estamos viviendo. Pero desde el punto de vista de la economía global, aquí NO hay ganadores, solo perdedores. El libre comercio produce millones de ganadores e incrementos permanentes en el ingreso per cápita de los humanos; El proteccionismo produce mediocridad, pobreza, recesión y escasez.

El proteccionismo es la antítesis de la genialidad humana y del capitalismo. El proteccionismo es análogo a evitar la competencia, es la máxima definición de proteger al mediocre del aventajado. Se las pongo de la siguiente manera: el proteccionismo y el progresismo son hermanos gemelos. Por ejemplo, el progresismo piensa que las contrataciones de personal deben tener en cuenta “cuotas” para de esa forma evitar que existan diferencias de ingreso y bienestar en la sociedad, aún a costa de quitarle el trabajo al más calificado para dárselo al que no se esfuerza. El progresismo es la práctica de nivelar por lo bajo, y el proteccionismo en el comercio internacional es análogo a permitirle la supervivencia a las empresas y a los agentes mediocres.

Acá como veo la cuestión a futuro: O de acá en adelante tenemos la versión “Trump 1” o tenemos la versión “Trump 2”. Trump 1 es lo que yo denomino el Trump “progreso académico”. Con todo el respeto que me merece la academia, algunos de sus miembros son una vergüenza. Un par de ejemplos: hoy en día, hay una cantidad de personajes en puestos relevantes de la academia que argumentan cuestiones como que las matemáticas o los exámenes estandarizados son “racistas”, porque a las minorías les va peor en ellos. “Las matemáticas son racistas y comparables a la supremacía blanca”, aregan una cantidad de bárbaros que hoy “educan” a nuestros hijos. En el caso específico del Trumpismo, el líder de esa secta “progre” se llama Peter Navarro, personaje que piensa que la única opción para que EE.UU. sea “great again” es que se comience a cultivar aguacates en las inmediaciones de Nueva York, y que se ensamblen los iPhone en Nueva Orleans.

El “Trump 2” es el ejecutivo cuyo objetivo es lograr sacar el mayor provecho posible de una negociación. Si lo que tenemos de acá en adelante es un negociador innato que nos tiene a todos pensando que el hombre más poderoso del mundo se enloqueció del todo, pero que ya cuando estamos al lado del abismo nos anuncia que se llegó a un acuerdo, pues bueno, con eso podemos trabajar y los mercados deberían encontrar la calma pronto. Estoy convencido de que Trump es un romántico de la economía que existe en EE.UU. hace 40 años, una donde la competencia externa básicamente no existía. Pero bajo Trump 2, él le va a dar prioridad a la estabilidad financiera, para así evitar que el partido republicano pierda las elecciones de medio término en noviembre de 2026, porque si Trump pierde esas elecciones, su presidencia se acabará para efectos prácticos. Bajo este escenario EE.UU. verá una desaceleración relevante de la economía por culpa de la guerra comercial, pero se evitará el escenario de depresión económica, uno que sí ocurriría si el “Trump 1” toma el timón de la economía global.

Un escenario de guerra comercial sin cuartel es análogo a la destrucción del negocio de empresas claves de EE.UU., ya que un escenario de guerra total incluye la prohibición por parte del gobierno de China de la venta de productos norteamericanos en ese país. Un par de ejemplos: aproximadamente 12,5% de las ventas de Ford depende de China, 27% de las ventas de Tesla también, 18% de las ventas de Apple, 16% de las ventas de Nike, y, oigan esto, 63% de las ventas de la tecnológica Qualcomm son función del gigante asiático. Confieso que no tengo ni la menor idea de cómo modelar el golpe que significaría esa prohibición en los mercados globales.