MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
La economía colombiana creció a 3% real en el primer trimestre de 2023, inferior a 8,2% de un año atrás, según informó recientemente el Dane. La desaceleración en el consumo e inversión privada y una menor dinámica en los principales sectores productivos explican este comportamiento esperable para cerrar este ciclo económico.
Por el lado de la demanda, la subida de tasas de interés desestimuló el consumo privado, como era lo esperado, creciendo solo a 2,9% (vs. 11,2% de un año atrás), una cifra que muestra una compensación entre la fuerte caída del consumo en bienes durables (-8,2%), como automóviles o electrodomésticos, y el crecimiento de los bienes no durables (+1,5%), como los alimentos, y el consumo de servicios (+6,4%).
Además, las cifras del Dane muestran una caída de 10,3% en la inversión privada, producto principalmente de la retracción de la inversión en obras civiles. Por su parte, la contracción de 7,5% en las importaciones también es un reflejo del menor consumo de los hogares.
Por el lado de la oferta, el sector que más se expandió fue el financiero y de seguros (+22,8%), explicado por el lado de los seguros, que tuvieron un “efecto estadístico” positivo, luego de la contracción de hace un año ante uno de los últimos pagos que se hicieron por los incumplimientos en Hidroituango. En contraste, la construcción se contrajo al 3,1%, por la caída de la inversión en obras terrestres de infraestructura (-14,9%), pese a ser este el último año de los gobiernos locales actuales que es cuando tradicionalmente más gastan.
Los sectores principales del país tuvieron expansiones cercanas a 0%. En efecto, el comercio y el transporte crecieron a 0,5% real y la industria lo hizo a 0,7%. Como anticipaban las encuestas mensuales, la desaceleración de la demanda interna jugó en contra del valor agregado de estos sectores. Por su parte, el sector agropecuario creció solo a 0,3%, donde los buenos resultados del café y la pesca compensaron la contracción de los cultivos permanentes y transitorios.
Dadas las proyecciones del consenso de analistas, que muestran un crecimiento alrededor de 1% real para todo 2023, las lecturas de los siguientes trimestres deberían ser inferiores. El consumo privado seguramente se mantendrá bajo el resto del año en medio de un encarecimiento del crédito y una mayor incertidumbre.
Ahora, pensando ya en 2024 y los años siguientes urge, como he mencionado varias veces, una política contracíclica, que reanime la actividad productiva. En el corto plazo, se debe pensar en políticas que estimulen el sector de vivienda, por su efecto en el PIB, en los encadenamientos sectoriales en la industria, el comercio y los servicios, y en la generación de empleo.
Además, es necesario impulsar las herramientas que impulsen el crédito en las actividades productivas de la economía popular, reduciendo los riesgos de impago a través de instrumentos como las garantías o el redescuento, entre otros.
Finalmente, tanto el gobierno nacional como los locales deberán ejecutar recursos en obras de infraestructura de gran calado y también de orden local (hospitales, colegios, entre otros) para promover la inversión que apalancará el crecimiento de los próximos años.
No olvidemos que la primera condición del desarrollo es crecer más y por más tiempo.