Analistas 04/04/2025

Envejeciéndonos

Alejandro Vera Sandoval
Vicepresidente técnico de Asobancaria

Diferentes medios de comunicación han reportado la caída reciente en las cifras de natalidad. Los números evidencian que somos una sociedad que marcha rápidamente hacia mayores niveles de envejecimiento, lo que tiene importantes impactos económicos. Dichas estadísticas de natalidad muestran un cambio estructural. Según el Dane, se registraron 445.000 nacimientos en 2024, un 14% menos que un año atrás y un 38% menos que hace dos décadas. Si bien la historia de desarrollo del planeta enseña que a medida que los países elevan sus niveles de ingreso y desarrollo también reducen sus niveles de natalidad, aquí pareciera que esto se está exacerbando de manera anticipada.

En efecto, según cifras del Banco Mundial, la tasa de fecundidad en Colombia que superaba los seis hijos por mujer en 1960 pasó por tres en 1990 y hoy se ubica por debajo de dos. Y esto evidencia que, aún con los migrantes venezolanos (cerca de 2 millones que se quedan), el país no va a mantener un nivel poblacional por encima de 50 millones mucho tiempo. Y, además, esa población se irá envejeciendo cada vez más pues nuestra esperanza de vida al nacer ya se aproxima a 76 años (vs. 69 en 1990) y la misma expectativa a la edad de retiro ya supera los 20 años adicionales.

Lo que observamos anecdóticamente en nuestro entorno, con familias cada vez con menos hijos y más mascotas, pareciera estarse viendo corroborado por las cifras. Enfrentamos un país donde la población tendrá una tendencia descendente rápida y con mayores niveles de envejecimiento que generarán cambios en los mercados locales y en las prioridades de gasto público.

Los sectores tendrán que acomodarse a la nueva realidad de demanda de bienes y servicios, enfocada cada vez más en lo que llaman la economía del cuidado, si quieren mantenerse en el mercado. Algunos ya lo han empezado a hacer. Por ejemplo, las constructoras y el sector inmobiliario están avanzando en edificios donde solo vivan personas mayores que demandarán algunos tipos de bienes más frecuentemente y requerirán servicios acordes a su perfil. En esa lista también aparece el sector financiero que ya ofrece productos diseñados para lo que ahora se conoce como economía plateada.

No obstante, lo que debería preocuparnos ahora, porque será una gran fuente de desequilibrio futuro, son las presiones fiscales que este envejecimiento poblacional y caída en la natalidad traerán.

Por un lado, la salud tendrá cada vez más demandas de gasto. Una población envejecida y pidiendo más medicamentos y servicios médicos, con gastos adicionales que pueden sumar 2%-3% del PIB, será un desequilibrio que en el futuro habrá que financiar. Y, por otro, las pensiones, con personas en edad de retiro viviendo más y con una menor población en edad de trabajar para aportar, serán una bomba que nuestro sistema de reparto no podrá pagar y cuya responsabilidad terminará transferida al fisco en valores más onerosos que los de hoy. Los cambios demográficos traen modificaciones estructurales a los países. En Colombia, algunos sectores económicos ya empiezan a emular a sus pares europeos y asiáticos en cómo dar el salto para atender esta economía plateada. Nos queda la tarea de resolver las presiones que esto generará en el gasto público para la seguridad social: ¿haremos las verdaderas reformas estructurales y paramétricas?, ¿pagaremos más impuestos como sociedad?, o ¿un poco de ambas?