MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Mucho se ha hablado sobre el papel de la banca en medio de la emergencia sanitaria, entendiendo su ineludible rol en la reactivación económica por el canal del crédito. Lamentablemente, algunas aseveraciones se han cimentado en un ambiente de desinformación, dejando de lado el análisis objetivo, transparente y riguroso que merece este debate.
Somos conscientes de que en medio de la excepcional coyuntura pudimos cometer algunos fallos por la premura en implementar soluciones expeditas y efectivas para nuestros usuarios, quienes siempre han tenido los canales abiertos para ejercer sus derechos ante las entidades y el supervisor.
Sin embargo, no es procedente obviar la incesante labor que ha venido ejerciendo la banca para apoyar a los colombianos en estos difíciles momentos. Cifras de la primera etapa de alivios, entre marzo y julio, dan cuenta de beneficios a más de 11,8 millones de deudores en todo el territorio nacional con 16,8 millones de créditos por $224,9 billones, equivalentes a 21% del PIB y a 42% de la cartera.
Específicamente en el frente empresarial, 1,37 millones de Mipyme con créditos por $28,9 billones pudieron afrontar sus problemas de caja en esa álgida fase de la pandemia y, en la segunda etapa que inició en agosto, ya se han beneficiado más de 40.000 compañías. Además, la irrigación de crédito no mermó y entre el 24 de marzo y el 18 de septiembre, se desembolsaron $91,5 billones en el segmento comercial, una cifra para nada despreciable, donde 8,5% ha sido colocado con garantías de FNG.
No se debe pasar por alto que, según las condiciones particulares de cada sector, muchas empresas aún se enfrentan a una colosal incertidumbre sobre la dinámica de recuperación bajo la “nueva normalidad”, lo que hace que un mayor endeudamiento no sea la solución más adecuada. Es en este punto donde la ayuda del Gobierno Nacional, a través de subsidios focalizados a las empresas, ha resultado prioritaria.
Propender por una mayor reapertura, e incrementar los cupos y porcentajes garantizados de las líneas de crédito a través del FNG, son mecanismos imprescindibles en aras de contener un escenario más pesimista.
Ahora bien, sobre las reiteradas propuestas de otorgar préstamos con menores requisitos y reducir más fuertemente las tasas, reiteramos que cerca del 86% de los recursos prestados corresponden a los ahorros de los mismos colombianos, y que por lo tanto entregar estos dineros a través de créditos a gran escala, sin tener en cuenta los análisis prudenciales de riesgo sobre la capacidad de pago del deudor, pondría en jaque la confianza que han depositado los colombianos en las entidades y, por ende, la estabilidad del sistema.
Tampoco está justificado confundir a los colombianos con la posibilidad de tasas de interés cercanas a cero, teniendo en cuenta que estas dependen tanto de la transmisión de la política monetaria como del riesgo crediticio del deudor, que mal gestionado puede desembocar en una crisis financiera.
Por otra parte, cuando se hace eco a una mayor sobrecarga impositiva al sector financiero se desconoce que, de hecho, su aporte en el recaudo resulta ser más de 2,8 veces su participación en el PIB, muy por encima del resto de sectores. Además, se pasa por alto también que ya existe una sobretasa al impuesto de renta que regirá hasta 2023.
Mientras que algunos prefieren buscar divisiones y no soluciones, nosotros ratificamos el compromiso de más de 145.000 colaboradores de los establecimientos de crédito que seguirán respondiendo a este desafío con entereza y apoyando a la población colombiana, a la cual hoy podemos decir que le hemos cumplido y lo seguiremos haciendo. El país puede tener la certeza de que cuenta con una banca aliada, cercana y comprometida con el bienestar de todos los colombianos.