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Analistas 09/08/2024

Sionismo, judaísmo e Israel (II)

Alexander Montero
Asesor Político, Embajada del Estado de Palestina en Colombia

“El colmo”… serían las palabras que resumen la columna escrita por Marcos Peckel titulada “Judaísmo, sionismo e Israel”.

Son incontables las distorsiones del columnista, pero concentrémonos en la más importante. Durante los más de 70 años que han transcurrido desde el inicio de la colonización sionista de Palestina, la evidencia indica que si hay alguien en riesgo de desaparecer son los palestinos. No obstante, Peckel vuelve una y otra vez a la victimización de Israel.

Peckel oculta que el sionismo se fundamenta en negar la existencia del otro, lo cual es una asqueante muestra de racismo y una de las aberraciones más profundas en la historia moderna.

El sionismo siempre ha dicho que en Palestina no habitaban palestinos y que los actuales son una especie de invento. Golda Meier decía que Palestina era una “tierra sin pueblo”, David Ben Gurión decía que “no hay tal cosa como pueblo palestino”, Ariel Sharon -conocido criminal de guerra e infanticida- afirmaba que los palestinos eran en realidad jordanos y así continúa una lista interminable.

En este aberrante negacionismo, el sionismo de Peckel esconde lo elemental: que Israel nació como un proyecto racista y que ha mantenido esa premisa desde 1947.

Incluso, el mismo Einstein en el famoso telegrama del 10 de abril de 1948 -un día después de la matanza en la aldea palestina de Deir Yassin- dirigido a Shepard Rifkin, líder sionista en EE.UU., les acusaba de criminales y engañadores y se desligaba absolutamente de cualquier propuesta sionista.

Ese mismo año, Einstein y Hannah Arendt, junto con otros judíos estadounidenses, enviaron una famosa carta al New York Times, acusando a las milicias clandestinas del sionismo de ser brutales terroristas.

Apenas nació Israel -como proyecto sionista y no judío-, el sionismo inició lo que en términos de Ilan Pappé -un intelectual judío- fue una clara limpieza étnica. Pero el sionismo que Peckel representa, nuevamente niega este periodo, niega que el sionismo hubiera asesinado, violado, robado y expulsado a cientos de miles de palestinos. El sionismo niega que miles de villas palestinas fueron arrasadas por sus armas. La causa es simple, para los sionistas los palestinos nunca han sido humanos.

Incluso hoy mismo, el sionismo niega que de esta limpieza étnica haya una comunidad palestina en la diáspora. Para los sionistas, los más de cinco millones de palestinos refugiados en el mundo simplemente no existen.

En la agresión actual -que evidentemente no inició el 7 de octubre-, ministros israelíes han reiterado que los palestinos “son animales”, que es moralmente apropiado asesinar de hambre a los cerca de 2 millones de palestinos en Gaza, que los palestinos son un invento para destruir a Israel y que Israel no comete un genocidio porque allí no está muriendo ningún ser humano.

Eso explica por qué el sionismo normaliza el asesinato de más de 40.000 personas, entre las que están 16.314 niños -sin contar 10.000 desaparecidos que se presumen asesinados bajo los escombros-, haber herido a casi 100.000 gazatíes y estar matando de hambre a más de 2 millones de personas tan solo en la crisis actual.

Bebés palestinos partidos a la mitad, carbonizados por las bombas israelíes, decapitados o hechos pequeños bultos de carne, fueran evidencia indiscutible de la barbarie sionista. Aun así los sionistas como Peckel niegan que esto ocurra. Para el sionismo estos bebés no son humanos.

Y es de reiterar, tan solo en la crisis actual, porque si miramos las cifras de los horrores y crímenes del sionismo en toda Palestina, tendríamos que hablar de un niño asesinado cada dos días en Cisjordania y Jerusalén tan solo en lo corrido del siglo XXI, el secuestro de niños, mujeres, hombres y ancianos que pasan años incomunicados en cárceles israelíes, el asesinato de bebés, el incineramiento de adolescentes o familias palestinas enteras, la creación de miles de colonias habitadas por fundamentalistas religiosos que llaman a “exterminar a las bestias palestinas”, la creación de un régimen de apartheid documentado por la comunidad internacional y miles de aberraciones más dentro de lo que Peckel pretende hacer pasar como un “inofensivo movimiento nacional”.

Peckel esconde que es el Likud -el partido del criminal de guerra Netanyahu- quien habla del control “desde el río hasta el mar”, llamando a la destrucción de los palestinos.

Entonces es acá donde volvemos a la pregunta inicial. ¿Quién niega la existencia de quién?, ¿Quién está intentando hacer desaparecer a quién?

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