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En la pasada edición de los premios de la Academia de Hollywood, Will Smith recibió el Oscar al mejor actor por encarnar a Richard Williams, el padre de las tenistas Venus y Serena, en el biopic “Rey Richard: Una familia ganadora”. Sin embargo, pocos minutos antes, el mismo actor protagonizó un momento lamentable en la gala, se levantó de su silla y propinó una bofetada a Chris Rock por bromear sobre el pelo de su esposa, Jada, que padece alopecia, comparando su cabello con la cabeza rapada de la teniente O’Neil, una mujer soldado en una unidad de élite del ejército americano.
Si nos tocara juzgar los hechos que millones de espectadores vieron por televisión ese día, solo se puede concluir que nadie hizo lo correcto y todos “perdieron” con lo sucedido: en primer lugar, pierde por partida doble el abofeteado Chris Rock. La manera en la que bromea sobre la enfermedad de otra persona, en una clara situación de privilegio, con todas las cámaras y micrófonos apuntándole, es más que reprochable. Además, en este tipo de ceremonias no hay lugar para la improvisación y todas las presentaciones se revisan una y mil veces. Así que, habría que incluir también en esta lista de “abofeteados” a los guionistas responsables de esta parte del show.
En segundo lugar, Will Smith tampoco actuó correctamente, pues de manera colérica, se dejó llevar por un ataque de furia violenta por su incapacidad de soportar una burla, luego vociferó algunos improperios dirigidos al humorista. No hubo proporción de la ofensa con su respuesta. Como mencionó uno de los tantos personajes de Hollywood entrevistados en estos días: “si quieres gritar desde la audiencia y mostrar tu desaprobación, o decir algo en Twitter, eso está bien. Pero no tienes el derecho de subir al escenario y golpear a alguien en la cara porque dijo unas palabras.”
Por su parte, la Academia ya anunció que llevaría a cabo una investigación y que tomará medidas correctivas. No es claro todavía lo que le pueda pasar a Smith, pero, por si acaso, en su discurso de agradecimiento por el Oscar recibido, se disculpó con lágrimas en los ojos con la Academia, y, al día siguiente, sintiéndose culpable por todo lo sucedido, ofreció de nuevo disculpas incluyendo, esta vez, a Rock.
Otra gran perjudicada fue Jada. No creo que lo esté pasando bien en este momento: por culpa de la violencia “romántica” de Will; medio planeta está polemizando sobre su enfermedad capilar y otros motivos que desencadenaron la reacción de su marido.
Hollywood también quedó en evidencia por su doble moral: de una parte, promueve a través del cine los valores de pluralismo, respeto, defensa de las minorías, diversidad, etc.; mientras que, por otra parte, permite que uno de sus presentadores estrella se burle durante la gala anual de una enfermedad, que es especialmente dolorosa para las mujeres.
También se vieron perjudicados los patrocinadores y los millones de televidentes que siguieron la ceremonia, pues una noche que pretendía rendir un homenaje al séptimo arte ha quedado marcada por la ya famosa bofetada.
No debemos olvidar tampoco a Venus y Serena Williams que vieron como, en un instante, el protagonismo de su padre quedó sobrepasado por toda esta triste escena.
Will Smith recurrió a la violencia física y Chris Rock, con la complicidad de Hollywood, usó la violencia verbal. En ningún caso, la violencia es una opción.