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Analistas 22/06/2024

Debemos estar preparados

Alfonso Otoya Mejía
Director general Fundación Barco

La baja fecundidad en Colombia, combinada con un rápido envejecimiento de la población es un fenómeno que se ha presentado en las últimas décadas y plantea desafíos para el país. Según el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade), División de Población de la Cepal, en 1950 las mujeres colombianas tenían en promedio 6,41 hijos, para 2023 esta cifra disminuyó a 1,69. Este descenso se ha acelerado en la última década: los nacimientos cayeron 11% entre 2022 y 2023, según el Dane.

Escuché a Simone Cecchini, director del Celade, en el marco del premio Antonio Restrepo Barco. Allí aseguró que el cambio se explica por la evolución en los roles de género, con el pasar de los años las mujeres han logrado mayor acceso al mercado laboral. Esto llevó a que muchas pospongan la maternidad y opten por tener menos hijos, priorizando desarrollo profesional y estabilidad económica. Además, la urbanización y modernización del país han alterado las estructuras familiares, en ciudades principales los costos de vida y las limitaciones de espacio habitacional suelen incentivar a tener menos hijos.

Otro elemento es la reducción de la maternidad adolescente, ya que afecta las trayectorias de educación y vida de las mujeres y está asociada a mayores niveles de pobreza. Se debe continuar con las campañas hasta que logremos una tasa de cero embarazos tempranos. Se le suma el acceso a información y métodos anticonceptivos que ha jugado un papel en la reducción de la tasa de fecundidad, ofreciendo a las parejas la posibilidad de tomar decisiones sobre el número hijos deseados. Los cambios culturales, sociales y políticos han influido en las aspiraciones y prioridades de las nuevas generaciones, que ahora privilegian el desarrollo personal antes de la maternidad.

El incremento de la esperanza de vida paralelo a la baja fecundidad agudiza el envejecimiento. En Colombia, se prevé que el porcentaje de mayores de 60 años se duplique en las próximas décadas. Según Celade, mientras en 2024, 14,6% de la población tenía más de 60 años, en 2050 se estima incremente a 27,6% y en 2100 a 40,6%. Esto implicará mayor presión sobre el sistema pensional y salud, que tendrán que adaptarse para sostener y cuidar a esta población.

Estos hechos reflejan las transformaciones de la sociedad. Es clave que el país adopte un enfoque que le permita adaptarse a su realidad y asumirla con responsabilidad para que la transición demográfica cierre brechas de inequidad. Se requieren medidas que fortalezcan el sistema pensional y subsanen los problemas estructurales del sector salud. Es esencial promover un entorno que apoye a las familias y garantice el bienestar de las generaciones en términos de cuidado. Solo una respuesta integral podrá enfrentar los desafíos que plantea este cambio demográfico, asegurando un futuro próspero y equitativo. A estas conclusiones llegamos con las intervenciones de expertos nacionales e internacionales, invitados a la VIII entrega del Premio Antonio Restrepo Barco a la investigación sobre familia en Colombia.

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