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Analistas 20/10/2023

Amartya Sen: más y mejor democracia

Circuló en días pasado un bulo, falsa noticia, anunciando la muerte del premio Nobel de Economía Amartya Sen; rápidamente se aclaró el tema.

Quienes admiramos el legado intelectual de Sen, esperamos que hoy goce de buena salud y esté en condiciones de dar luces en tiempos de incertidumbres sobre diversos temas, sobre todo, en relación con el presente y futuro de las democracias.

En sus reflexiones sobre desarrollo, Amartya Sen allanó el camino para que el mundo hable hoy de desarrollo humano y sostenible; en sus escritos y sus entrevistas, Sen sugiere que el desarrollo es imposible alcanzar sin criterios de sostenibilidad económica, social, ambiental, energética y alimentaria y tampoco es competente, si no camina de la mano con la sostenibilidad democrática.

Amartya Sen coincide con un pensador anterior a él, Alexis de Tocqueville, el mismo que habló de la importancia de la sociedad civil en el cultivo y cuidado de los valores republicanos, en que los problemas de la democracia no se resuelven con menos democracia. Ambos pensadores coinciden en afirman que es con más democracia que se superan los problemas y crisis de la misma.

En el propósito de construir y garantizar más democracia, las tesis de Amartya Sen no caen en estadolatrías ni en mercadolatrías, tampoco en estadofobias ni es mercadofobias; sus apuestas en pro de la libertad no excluyen el valor de la igualdad, ni sus apuestas en pro de la igualdad, excluyen el valor de la libertad. El pensamiento de Amartya Sen se libra del corcho en remolino ideológico de dualismos mutuamente excluyentes.

En los tiempos que corren que traen al orden del día proyectos populistas, mesiánicos y caudillistas, adheridos unos a narrativas de izquierdas cada vez más siniestras, colectivistas y estadocéntricas, y otros a narrativas de derechas cada vez menos diestras y más quietistas, individualistas y mercadocéntricas, los aportes teóricos de Amartya Sen, caen bien en el propósito de contribuir al recto juicio, a la prudencia en el análisis, en el diseño de políticas públicas y en sus materializaciones.

Aquello de que es menester mas democracia para superar sus actuales síntomas de crisis, amerita una expresión complementaria a saber: más y mejor democracia.

Más democracia en tanto mejora de indicadores de participación ciudadana en procesos electorales y decisionales de la vida en común. Mejor democracia en cuanto a diálogos edificantes entre sus expresiones representativas y participativas; consolidación de actitudes y hábitos democráticos en distintas escalas comunitarias como la familia, el vecindario, la empresa, el municipio, el gremio, el sindicato entre otros; reconfiguración del trabajo autónomo y subsidiario entre las diversas ramas del poder público y consagración de alianzas público-privadas y comunitarias para atender temas de interés común.

El mundo occidental en general, algo del oriental, América Latina de manera específica y Colombia a nivel particular, con democracias en cuidados intensivos, demandan más y mejor democracia; dar de alta la democracia, es derecho de todos, tarea de todos y debe ser para beneficio de todos. La democracia sostenible no resiste arrogancias ni supremacismos.

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