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Una democracia se hace sostenible y gana en calidad cuando es capaz de promover, reconocer y respetar la mayor cantidad de espacios de autonomía para las diversas expresiones de la comunidad y de la sociedad civil: personas, familia, vecindarios, iglesias, empresas, gremios, sindicatos, medios de comunicación, instituciones de educación básica, media y superior, centros de pensamiento, entre otras.
A su vez, una comunidad y sociedad civil muestra madurez, sostenibilidad y vocación democrática en la medida en que es capaz de hacer valer su autonomía evitando que le sea conculcada, y sobre todo, cuando se muestra capaz de ejercer dicha autonomía de manera socialmente responsable y competente.
Sin necesidad de asumir posiciones excluyentes con respecto a las instituciones estatales, cayendo en torpes actitudes de estadofobia, es necesario que la comunidad y sociedad civil ejerzan su derecho a generar espacios de comunicación, diálogo y concertación a lo largo de todo el territorio nacional, que les permita construir consensos necesarios y posibles alrededor de grandes temas de interés común.
La sostenibilidad económica, la productividad, la inclusión social, la lucha contra la pobreza y generación de equidad, la defensa y seguridad ciudadana, sostenibilidad ambiental, energética, digital y alimentaria, la autonomía municipal, la cohesión nacional, la unidad territorial, el lugar que debe tener Colombia en el concierto de las naciones en general y del vecindario en particular, la necesidad de tener más y mejores empresas y empresarios con más y mejores trabajos y trabajadores, la lucha contra la impunidad, son tópicos, entre otros, sobre los cuales es menester que el país civil converse, defina criterios fundamentales, siente pilares éticos y construya rutas de acción a nivel local, regional y nacional.
Estos diálogos y búsqueda de consensos no necesitan de permiso alguno por supuestas autoridades públicas; lo que se necesita es buena voluntad, disposición al encuentro con diversas opiniones, un método ágil, una actitud edificante, una comunicación limpia que ambiente un proceso dirigido a construir comunidad de propósito como país y comunidad de sentido como nación.
Los resultados de estos consensos civiles necesarios y posibles, en la medida en que se consoliden, tendrán que ser escuchados atenta y dinámicamente por diversos partidos políticos y autoridades públicas, para lograr avanzar hacia consecuentes alianzas público-privadas-comunitarias en la atención a diversos tópicos arriba mencionados.
El país civil necesita un estado permanente de tertulia, acción participativa e incluyente, ajeno a cualquier propósito caudillista, mesiánico y populista; ajeno igualmente a las suspicacias, capaz de trascender prejuicios y evitar supremacismos.
Seguir optando por Colombia, celebrando a Colombia, solidarizándonos con Colombia es tarea de todos, para trabajar entre todos y para beneficio de todos.
La comunidad y sociedad civil no puede dejarse fragmentar y romper con discursos con sobredosis de ideología y déficit de ideas innovadoras.