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PROGRAMA: COMMENT LR
ANALISTAS 15/08/2024

DD.HH. y Defensoría

Alfredo Sarmiento Narváez

Nobles causas como la verdad, la memoria, la paz y los derechos humanos se han convertido en propósitos capturados por unos cuantos, tramitados entre unos cuantos y para beneficio exclusivo de unos cuantos.

La apropiación supremacista de dichos propósitos y su agencia en términos excluyentes, y sectarios en muchos casos, en nada contribuyen a la sostenibilidad democrática; terminan siendo banderas partidistas, trincheras ideológicas que poco aportan a la convivencia y al bien común.

Los derechos humanos en un país como Colombia se deben entender como tema que nos concierne a todos, que debemos trabajar entre todos y, lo más importante, han de ser para beneficio de todos.
La Cámara de Representantes elegirá en próximos días, de una terna de mujeres postulada por Gustavo Petro, la persona que habrá de dirigir los destinos de esta importante institución nacida en el marco de la constitución de 1991.

Gran oportunidad tiene la futura defensora de ayudar al país a desescalar los niveles de polarización que se evidencian a nivel social y político en Colombia, reconociendo que todo persona colombiana, en virtud primaria de su condición de ciudadanía, puede apelar a los buenos oficios de la Defensoría para garantizar sus derechos fundamentales que garanticen su libre expresión, libre iniciativa empresarial, de asociación, libre movilidad, ejercicio de sus actividades laborales, sus garantías al buen nombre, como consumidor, como comunicador, como usuario de servicios públicos, miembro de las FF.AA., campesino, miembro de grupos étnicos; una Defensoría atenta a los derechos prioritarios de la niñez y de la adolescencia, de las familias y de otras expresiones de la sociedad civil.

Que importante que la Defensoría sea audaz en una pedagogía concomitante a la de los derechos humanos que haga reconocer, a los diferentes actores, que sus derechos tienen deberes asociados, que no hay derecho humano absoluto si no se ejerce en perspectiva de responsabilidad social.

Igualmente relevante que la Defensoría exhorte a que diversos grupos identitarios, legítimos titulares de derechos, a que no hagan de su propia identidad una patente de corso para creer que les asisten más derechos y menos deberes, que a otros actores sociales.

En un laberinto de valores y una torre de babel como en la que se encuentra un país como Colombia, la Defensoría con su capital institucional, su capacidad de convocatoria a actores cívicos, sociales, religiosos, académicos, privados, gremiales, sindicales y de otras expresiones públicas de orden nacional y territorial, puede promover verdaderos diálogos que contribuyan a que nuestra patria logre avanzar hacia una comunidad de propósito como país y una comunión de sentido como nación.
Una Defensoría de todos, para trabajar entre todos y para beneficio de todos, sin duda es mejor que una Defensoría de unos cuantos con sutiles o evidentes acciones adversas hacia otros.

Esperemos que la Cámara de Representantes atine en una sabia decisión.

PD: Caminemos el sábado 17 de agosto en apoyo al bravo pueblo y la restauración democrática de Venezuela.

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