ANALISTAS 07/02/2025

Gerardo Remolina S.J.

Duerme en la paz del Señor el Padre Gerardo Remolina S.J. Me religa a él una inmensa gratitud y admiración por sus donde espirituales, intelectuales y de servicio; un hombre habitado por Dios. Me bendijo con su amistad, confianza y consejo.

El padre Remolina era único e irrepetible pero su unicidad e irrepetibilidad está elevada a la ene potencia, razón por la cual, su partida, seguramente conmueve en las entrañas a sus hermanos jesuitas, a quienes extiendo mi saludo fraternal.

Suelo decir, en medio de una broma muy seria, que todos debemos llevar en el botiquín espiritual a un jesuita; el mío era el Padre Remolina.

Su periplo como sacerdote, teólogo, académico, intelectual fue intenso. Le conocí como Provincial de la Compañía de Jesús. Como rector de la Pontificia Universidad Javeriana me invitó a trabajar en los temas de las prácticas sociales tomando en cuenta mis experiencias con Opción Colombia.

Nunca olvidaré su amable gesto cuando me retiré de la universidad en medio de una situación, crítica entonces y hoy anecdótica; en medio de un postoperatorio suyo, tuvo el fraternal gesto de recibirme en su despacho para expresarme su perenne amistad y solidaridad y siempre fue fiel a esas palabras.

Conversamos con él sobre ética civil y sermón de la montaña en las tertulias que hacíamos en casa del exalcalde de Tabio, Ricardo Zornoza.

Me introdujo en la obra de Karen Armstrong, experta estudiosa de las religiones comparadas. Me explicaba las diferencias entre el teísmo, el deísmo, el ateísmo y el agnosticismo. Conociendo mi condición de masón, me presentó al sacerdote jesuita José Ferrer Benimeli, experto en ese “críptico y polémico” tema.

Disfruté una de sus últimas apariciones públicas, el debate que sostuvo con Richard Dawkins, ateo de fama mundial. En ese debate recuerdo una frase del Padre Gerardo Remolina respecto a Dios: “infinitamente inmanente, infinitamente trascendente”.

Me hizo unos comentarios a una carta que decidí escribirle al Papa Francisco sobre temas de solidaridad y democracia, carta que seguramente solo leímos él y yo, pues a la fecha no he recibido respuesta alguna desde el Vaticano y ni llegará.

Me invitó en 2018 con mi novia a orar en una capilla ubicada en su casa, nos encomendó a la Virgen. En medio de la pandemia nos prodigó una bendición virtual a nuestro matrimonio, lo que nos llena de gozo y compromiso.

Intenté visitarle en sus últimos meses, pero no se dieron las condiciones por su delicado estado de salud. El Padre Novoa S.J me sugirió enviarle unas chocolatinas, las que envié con todo amor y que espero haya disfrutado.

Mis sentimientos, al terminar esta nota que me permite el diario La República, son mixtos: unos de alegría, por haberme encontrado con ese extraordinario ser que fue el Padre Gerardo Remolina; otros de tristeza , porque ciertamente lloro su partida con esas lágrimas que son las que más duelen: las lágrimas secas. Otro sentimiento y el más definitivo, es el de la esperanza; el Padre Remolina me enseñó que optar por Colombia, siempre será una decisión que tiene sentido.

Interceda por mi Padre Remolina, usted que siempre me ha dado la bendición de su amistad.