ANALISTAS 19/03/2025

Menos impuestos y más tributos

Colombia necesita una nueva cultura tributaria con más activos contribuyentes y menos pasivos pagadores de impuestos.

Con una responsabilidad tributaria base 100, el pasivo pagador de impuestos entrega las 100 unidades en dinero contante y sonante a la autoridad recaudadora competente; una vez hecho eso, se desentiende del destino final y el impacto en el uso de esos recursos y se concentra en sus actividades particulares.

Un activo contribuyente aportaría las mismas 100 unidades, pero a diferencia del pasivo pagador de impuestos, buscaría la posibilidad de coger un porcentaje de esos recursos y ejecutarlos directamente en un proyecto de claro interés para la sociedad nacional, regional o municipal, en el marco de alianzas público-privadas.
El activo contribuyente entiende que la gestión de lo social no es monopolio exclusivo del Estado; conscientemente, no acepta el dualismo excluyente e ideológico entre lo público y lo privado, por el contrario, valora y promueve alianzas público-privadas.

El pasivo pagador de impuestos prefiere que sea el Estado el encargado de acopiar los impuestos y ejecutarlos de manera exclusiva en nombre de lo social; consciente o inconscientemente, acepta la dualidad público vs privado.

En la alcaldía de Mockus en Bogotá, con el apoyo de la Cámara de Comercio, se promovió el famoso 110 % de industria y comercio; contribuyentes acogieron con entusiasmo la figura y destinaron importantes recursos hacia un portafolio de acción social que el distrito les ofrecía. Fue un primer intento de pedagogía en cultura del activo contribuyente.

El programa obras por impuestos ha sido lúcido y sostenido esfuerzo del Estado a nivel nacional que permite a grandes contribuyentes en renta, usar un porcentaje significativo de esas responsabilidades tributarias, para gestionar directamente proyectos de alto impacto en la Colombia profunda. Nutresa, Arturo Calle, Ecopetrol, Crepes & Waffles, entre otras, han ejecutado proyectos de alto impacto desarrollando institucionalmente este instrumento promotor de la cultura del activo contribuyente que es obras por impuestos.

El tributo es al activo contribuyente, lo que el impuesto es al pasivo pagador de impuestos.

El pasivo pagador de impuestos cumple un deber y está bien; el activo contribuyente ejerce su derecho a solidarizarse, va más allá del deber, y eso está mejor.

El activo contribuyente participa en la gestión del bien común y genera experiencias edificantes y dignas de emular en gestión social.

A más activos contribuyentes en una sociedad, menos estado burocrático, adiposo y alcabalero. Activos contribuyentes se avienen con un Estado musculoso, ágil y con fuerza para actuar de manera subsidiaria con la sociedad civil.

Una sociedad con solo pagadores pasivos de impuestos da pie a Estados elefantiásicos, insostenibles, obstructivos y corruptibles.
Municipios, distritos y departamentos, necesitan activos contribuyentes, haciendo alianzas público-privadas de alto impacto para el interés común.

En democracia representativa no hay impuestos sin representación. En democracia participativa no puede haber tributo sin participación. Vincular participación y representación en materia tributaria es clave para una democracia sostenible.