.
ANALISTAS 15/05/2024

Ni “golpe blando” ni “guerra civil”

Insultante para la vocación civilista de la sociedad colombiana, es la narrativa amoniacal y reiterada de Petro y su equipo de gobierno, para calificar de golpe blando toda acción legítima de la oposición para dar trámite institucional a sus reclamaciones y descontentos.

Multitudinarias y pacíficas manifestaciones de calle, denuncias ante Comisión Nacional Electoral de violación de topes electorales por parte de la campaña Petro-Roa ( y ahora parece que también hace parte la familia política de Roa), acusaciones para trámites de juicios políticos instaurados ante Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, acucioso y transparente control político por parte de parlamentarios y líderes de oposición, así como el control ciudadano que hacen diversos medios de comunicación social y digital, se han tramitado en el estricto marco del ordenamiento jurídico que tiene el país.

Ninguna de esas expresiones de oposición ha promovido o aupado, hasta la fecha, recurso alguno que esté por fuera del ordenamiento legal; tampoco tienen vocación de golpes ni blandos, ni duros, ni de fuerza; solo reclaman justicia y cumplimiento de la ley.

Eso sí, una opinión expuesta a una saga de escándalos de corrupción y provocaciones permanentes por parte del gobierno y su líder visible, siempre se movilizará y ejercerá su legítimo derecho a no quedarse petrificada ante los perniciosos hedores emanados por las miasmas gubernamentales.

De otra parte, es evidente que gestos y palabras disociadoras de Petro para dividir gremios, cooptar sindicatos, tomarse universidades, promover precipitadas intervenciones con tufo de expropiación, agitar arengas populistas, manipular el sagrado principio democrático del poder constituyente, terminan crispando el estado de ánimo de la sociedad colombiana, una sociedad, reitero, con vocación civilista.

Todos sabemos que a Petro le encanta el caos, el desorden y la provocación.

La oposición colombiana, abocada a leer y diagnosticar estos hechos coyunturales, ha de tener buen cuidado y juicio para no caer en tentaciones y precipitudes que la lleven a enredarse con narrativas que usen la expresión tenebrosa de “guerra civil”, como potencial consecuencia de las provocaciones de Petro y los suyos.

Una oposición hablando de “guerra civil” es funcional a los torvos propósitos petristas, y ellos, tan dados a victimizarse como son, pueden hacer uso instrumental de esta narrativa de la “guerra civil” y poner a la oposición como responsable de la misma, ante los ojos del mundo y de la historia.

Las palabras y las narrativas van creando percepciones de la realidad. Por ello, es tan condenable el uso reiterado de la expresión golpe blando por parte de Petro y su equipo, como necesario es invitar a la oposición a evitar equívocos, absteniéndose de usar la expresión de “guerra civil”.

Esta sugerencia a la oposición no es para ser políticamente correctos, ni más faltaba, es para ser civilmente edificantes.

Estética de las palabras y gestos precede a la ética de los actos.

Que sean otros los que muevan las líneas éticas de las palabras y los actos, no la oposición. Que la oposición sea capaz de ofrecer un proyecto político alternativo éticamente defensable y estéticamente inspirador.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA