Confiar para crecer

La confianza puede definirse como la expectativa de que los demás actuarán de forma honesta, justa y cooperativa. En principio se construye con base en la experiencia previa, pero también en las normas y valores compartidos. Este valor desempeña un rol central en la evolución y naturaleza de la vida del ser humano en comunidad.

En las sociedades antiguas, la confianza era esencial para la cooperación y la supervivencia; y en las sociedades modernas fue crucial para la formación de relaciones sociales y económicas cada vez más complejas, así como en la transición hacia sistemas de gobierno democráticos y modelos de organización como el capitalismo.

A pesar de lo anterior, construir confianza es un ejercicio cada vez más retador, en especial, en un contexto como el actual. Numerosas democracias se encuentran en una crisis de representatividad, y las virtudes y desafíos de un mundo más interconectado han supuesto una profunda transformación en la manera en que nos relacionamos y percibimos a otros.

Si bien la confianza no es un pilar explícito en la agenda de competitividad, es quizá el factor transversal en el que más tenemos que trabajar como sociedad. Por esta razón es el tema central de la decimoséptima versión del Informe Nacional de Competitividad del Consejo Privado de Competitividad.

El Informe de este año busca enfatizar el rol de la confianza, y sugiere formas de construirla, a lo largo de sus 16 capítulos y de una Separata Especial “Confiar para crecer: una red invisible que transforma la sociedad”. Este es un trabajo que describe el rol fundamental de este valor para la vida productiva en sociedad, y que invita a todos los sectores de la sociedad a participar en nuevas formas de generar este vínculo.

Uno de los mensajes principales es que las instituciones y las políticas deben hacer de la información un propósito. Su divulgación y uso son fundamentales para incrementar el sentido de responsabilidad de la ciudadanía y generar una mayor confianza en las instituciones. Fomentar el diálogo y el consenso entre diferentes actores puede generar mejores resultados que los esfuerzos aislados.

Otro de los puntos centrales se refiere a la estabilidad de las políticas económicas y sociales, así como su coherencia con la evidencia histórica. Los compromisos de largo plazo son relevantes para lograr resultados que requieren perseverancia y atraer procesos de inversión a lo largo del tiempo. Esto también demanda lidiar con las expectativas de corto plazo de los agentes, las cuales son cambiantes y complejas. Lograr este equilibrio es crítico para lograr confianza en el Estado, y las apuestas que trascienden a cada gobierno de turno.

Le edición de 2023 del Informe Nacional de Competitividad hace un énfasis especial en estos elementos. En este se presenta un diagnóstico independiente y riguroso acerca de los factores necesarios para que Colombia sea más competitiva, buscando aportar en la construcción de la agenda de políticas para el cuatrienio, y de manera más general, promover una conversación amplia sobre los aportes que todos tenemos que hacer para resolver muchos de los problemas que nos aquejan.

La confianza permite generar redes entre actores de la sociedad que facilitan el crecimiento. El Consejo Privado de Competitividad siempre ha puesto en el centro de las discusiones la articulación público-privada, y este año hacemos explícitos los ingredientes que nos permiten crear esas redes de colaboración que son fundamentales para que el país avance en su conjunto.