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Quien llegue al solio pontificio tendrá grandes retos.
Cada vez más, los fieles se alejan de los templos. La pandemia del covid-19 contribuyó a esta situación, pero ya era hora de reencontrarnos en las iglesias y de contribuir a su sostenimiento.
Pero hay retos mayores.
Promover las vocaciones. Los seminarios llevan años viendo disminuir el número de jóvenes con vocación sacerdotal ¿Tendrá que llegar, más pronto que tarde, el momento en que el celibato sea opcional?
Hoy en día, sigue habiendo muchos niños bautizados según el rito del catolicismo. Pero esos niños vuelven al templo cuando hacen su Primera Comunión. Antes y después, hay un gran paréntesis.
Otro reto es aumentar el papel de la mujer en nuestra Iglesia. Ha habido avances, pero falta ¿Llegará el momento en que aquellas, con vocación, sean ordenadas como sacerdotisas?
El planeta vive una era de conflictos, ya sea entre países o dentro de uno de ellos ¿Podrá el Sucesor de Francisco lograr que cesen las guerras? ¿Que cesen los conflictos? ¿Qué la vida humana recobre su sagrado valor y no haya estúpidos enfrentamientos entre grupos y hasta entre vecinos y hermanos por intolerancia? Este es otro reto del Papa que elija el cónclave, y significa seguir el clamor del Papa Francisco.
Otro reto de quien llegue al Solio Pontificio es mover a todos los católicos a tratar de vivir como Jesús vivió: sirviendo, sin esperar nada a cambio, excepto el amor y la gratitud, en clave de hermandad.
Siempre un nuevo Papa ha encontrado y encontrará retos. Pero los de este siglo y milenio son mayores. Que el Elegido sea iluminado por Dios, por todos en la plenitud y por Francisco, Papa hasta ayer.